El bodrio discursivo de doña Isabel
Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente. Palabras de Groucho Marx.
No es la primera vez que acudo a la agudeza de Groucho Marx para describir actuaciones políticas que, sin más adornos literarios que el que la grandeza del genio nos brinda, quedan perfectamente definidas.
Lo que ocurrió el otro día en el Parlamento asturiano con motivo de las respuestas replicantes que Isabel Pérez-Espinosa dedicó a Álvarez-Cascos fue, más que de sofoco, de vergüenza ajena. Tanto es así que Cascos, interpretando el bochorno de tal intervención como un accidente que degrada el nivel parlamentario del Principado, apenas le contestó en el turno de réplica. En el polo opuesto se sitúa Fernández con un discurso constructivo y bien estructurado desde el convencimiento que sus palabras dejaron en el auditorio externo.
Es bien sabido que Joaquín Aréstegui no es santo de mi devoción y que los avilesinos tenemos razones más que justificadas para mantenerlo en la oposición hasta que su jefe despierte del sueño que le caracteriza y lo mande a la oficina de empleo o de desempleo, según cómo se vea la botella. Interprétese lo de mandar al paro, en sentido figurado, nunca literal. No soy persona que desee para otros lo que no quiero para mí. Digo esto, además de sentirlo humanamente, para que Joaquín Aréstegui no me acuse, como ya hizo en otra ocasión, de destilar odio hacia todo lo que tenga que ver con la ideología conservadora. Nada más alejado de la realidad, don Joaquín. Soy demócrata convencido y creo en la alternancia en el poder. Es más, no solamente lo creo sino que lo deseo, sobre todo, por higiene en la gestión económica. Otra cosa es que yo vote otras opciones distintas a la suya. Esa es mi libertad, igual que lo es mi derecho a la crítica, al cual no pienso renunciar mientras encuentre medios que me permitan ejercerla, aunque a usted no le gusten mis palabras.
Toda esta, llamémosla justificación, es para decirle, don Joaquín, que reconozco en su persona un nivel político conspirativo de baja estopa, pero infinitamente más elevado que el de su jefa de filas Isabel Pérez-Espinosa. Mi apreciación personal, que no deja de ser subjetiva, es que, después de oírla en la Junta del Principado, el PP asturiano quedará como un partido político testimonial si permiten que esta señora mantenga durante toda la legislatura las riendas del discurso opositor. Ahora bien, tendría que saber el grado de participación que ha tenido usted en semejante bodrio discursivo para adjudicarle la parte proporcional de demérito correspondiente. Este es, en líneas generales, el poso que dejó en mis sentimientos el discurso de Isabel Pérez-Espinosa y así lo quiero poner de manifiesto.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo