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Gómez-Tabanera, hombre de saberes enciclopédicos

19 de Julio del 2011 - Joaquín Fernández García

El pasado día 28 de junio fallecía en su domicilio de Oviedo el profesor D. José Manuel Gómez-Tabanera, nacido en Barcelona, con hondas raíces asturianas y residente en Oviedo desde hacía muchos años.

El profesor Gómez-Tabanera era un intelectual muy conocido tanto en el ámbito local como nacional e internacional por sus trabajos y publicaciones. Nosotros le consideramos persona importante en el mundo de la cultura tanto española como asturiana.

Le conocimos y le tratamos durante al menos estos últimos treinta años y colaboramos con él en algunos proyectos. Bien se merece, por nuestra parte, este breve y sentido recuerdo.

Nacido en Barcelona, realizó estudios de Derecho y Filosofía y Letras, doctorándose en Historia en la Universidad Complutense de Madrid con las máximas calificaciones. En esta Universidad impartió docencia durante quince años, al menos; y a la vez trabajó en el Centro Superior de Investigaciones Científicas creando el Instituto Español de Antropología. Con la esperanza de obtener cátedra, se trasladó a Oviedo, siendo profesor agregado de Prehistoria durante diez años, pasando a ser profesor honorario una vez que abandonó la docencia.

En su vida académica y profesional el profesor Tabanera tuvo abiertos varios frentes de trabajo y comunicación. Desde el punto de vista académico era un profesor poco común. Aunque aparentemente disperso, sus clases estaban cargadas de saberes novedosos para entonces. En unos apuntes mecanografiados y editados por su cátedra, se explicaba minuciosamente el genoma humano y animal, tema básico hoy en el mundo de la Prehistoria y desconocido en nuestro país en aquellos tiempos. Pero no sólo explicaba a sus alumnos auténticas novedades, sino que su talante siempre era respetuoso con las opiniones de los demás.

Fuera del ámbito estrictamente académico trabajaba intensamente en tres direcciones: local, nacional e internacional. A nivel local asturiano excavó con sus colaboradores varias cuevas prehistóricas y abordó importantes temas de cultura «asturianista», como el hórreo y otros. Su excelente manual «La Prehistoria de Asturias» fue un clásico del tema en su momento y deseaba ponerlo al día. A nivel nacional, participó en la excavación de las cuevas de Serinyá, en Gerona, y el Pendo, en Santander, y publicó importantes libros («Historia Antigua», «Las raíces de España», «El folklore español», «La caza en la Prehistoria», «Los hombres fósiles y el origen de las razas», etcétera). Algunos de sus libros, como «Historia de España», rebasaron las fronteras nacionales y se convirtieron en textos recomendados en muchas Universidades norteamericanas.

Antetítulo: In memóriam

Subtítulo: Retrato de un personaje de los que ya no se ven

Destacado: Asturias le debe al profesor Tabanera el agradecimiento en alguna de sus formas, como mínimo una calle en Oviedo y un acto académico en su recuerdo

A nivel internacional, participó en excavaciones prehistóricas en Francia e Italia, y fue asistente habitual a congresos internacionales de la más diversa índole. De este modo, pertenecía a múltiples sociedades científicas, especialmente de hispanistas tanto en el mundo anglosajón como iberoamericano. En este sentido, fue un viajero incansable por todo el mundo conocido estudiando razas y culturas. Yo conservo un obsequio suyo: una reproducción en madera de la cabeza del «Ustav Antrophos», cuyo original se conserva en el Moravské Zemské Muzeus.

Como hombre acaudalado, dedicó tiempo y recursos a empresas culturales de manera desinteresada. Fue editor, tanto en Madrid como en Asturias, dejando en esta región una importante colección de publicaciones bajo la firma editorial de GEA (Grupo Editorial Asturiano).

Su biblioteca, conservada en su casa de Colunga, es una de las mejores librerías privadas que hay en Asturias, destacando sus colecciones de Antropología, Arqueología y Etnografía. Su interés personal era múltiple y diverso como lo es la propia cultura. Amén de bibliófilo era bibliómano, adquiriendo cantidades ingentes de libros tanto antiguos como nuevos. En repetidas ocasiones le animamos a que legase a la Biblioteca de la Universidad de Oviedo algunas de sus colecciones más importantes. Su intención era que su sección de Prehistoria y Antropología pasase a propiedad de la Sociedad Francesa de Prehistoria, de la que era miembro perpetuo. No sabemos si este deseo se convirtió en realidad, vía testamentaria al día de hoy.

Su personal bibliografía es abrumadora. Al margen de sus libros, ha publicado colaboraciones en prensa y revistas de divulgación, amén de artículos científicos y comunicaciones a congresos. En este sentido, ha divulgado por cuenta propia en forma de separatas muchas de sus comunicaciones a congresos. En todo caso, reunir la producción del profesor Gómez-Tabanera podría ser motivo de un auténtico trabajo doctoral. Tenía interés por una amplísima gama de temas: Prehistoria, Historia, Etnografía, Antropología Cultural, Hispanismo, Americanismo, Lingüística, Semiótica, Caminería, Medicina Popular, etcétera.

El Dr. Gómez-Tabanera era un hombre de saberes enciclopédicos y experiencias múltiples. Era un curioso personaje de los que ya no se ven en este mundo; un hombre que heredó una fortuna, viviendo para sí mismo y para la cultura; y fue casi todo lo que se puede ser en el ámbito del mundo del conocimiento; a saber: escritor, publicista, editor, académico de las Reales Academias de la Historia y Bellas Artes, miembro emérito del Real Instituto de Estudios Asturianos, miembro perpetuo de la Sociedad Francesa de Prehistoria.

Era un consumado trabajador y un animado conversador. Pese a tener episodios de hombre malhumorado, gruñón y caprichoso, especialmente con el paso de los años, poseía un fino sentido del humor. Lo considerábamos un buen amigo y un hombre de nobles sentimientos. No nos hizo caso, cuando le rogamos, repetidas veces, que escribiese sus memorias. Hubiese merecido la pena, pues conoció desde joven a lo más florido de la inteligencia, la política y la aristocracia de su época.

Personalmente, le tuvimos un profundo aprecio y un gran respeto. Le vimos por última vez hace un mes, un domingo en el mercado del Fontán; seguía comprando libros, ilusionadamente. Charlamos brevemente. Estaba muy lúcido pero profundamente triste. Los libros, su mundo, le mantenían aún en su silla de ruedas.

Asturias le debe al profesor Tabanera el agradecimiento en alguna de sus formas, como mínimo una calle en Oviedo y un acto académico en su recuerdo. Se lo merece sobradamente.

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