¿El «qué» discursivo de doña Isabel...?
¡Qué susto...! Vuelvo de vacaciones y me encuentro con mi nombre en el título de una carta en LA NUEVA ESPAÑA, aunque resulta que no era yo (ni modestia ni abuelas tengo).
Pero se llama como yo y tengo el gusto de conocerla: es luchadora, vehemente, sincera, trabajadora, cercana y honesta, con sus fallos (como todo el que no puede callar, como usted, el autor de esa carta, y como yo).
Lo que no es de ninguna manera doña Isabel es «tonta», pero no se defenderá, entre otras cosas, porque dedica su valioso tiempo a trabajar por Asturias elegida por miles de asturianos. Además, en frase de la tía abuela de un cuñado mío: «No hay mejor desprecio que no hacer aprecio».
A ver, transcribo aquí la primera frase de su carta de usted, don Francisco Manuel Domínguez: «Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente...», aunque no olvida restituir en seguida a Groucho Marx la autoría de la frase (toda una autoridad, vamos, algo así como la mona «Chita» si hablase el simio). Como docente reconocerá que el silogismo formado por el título de su carta y la frasecita de marras inmediatamente a continuación, además de fácil hasta para un niño de sexto de EP, resulta ofensivo.
Me decía un antiguo novio misógino que «calladita estaba más mona...», y éste ha sido el detonante para escribir esta carta, como un resorte que me impulsa a gritar cuando alguien le dice a una mujer que «está mejor con la boca cerrada».
Aprovecha usted para calificar como «de nivel político conspirativo de baja estopa» la trayectoria de otro ciudadano también elegido democráticamente para trabajar por Asturias. Personal y subjetivamente, al igual que usted en la despedida de su carta, quiero poner de manifiesto que el «poso» que me deja su comentario es que mantiene alguna rencilla de tipo personal con don Joaquín.
Sobre la definición de «partido político testimonial» que augura al PP de Asturias, me atrevo a recordarle que ERC, con el 15 por ciento de los votos en Cataluña durante las dos anteriores legislaturas, tuvo la llave para conformar el tripartito que arrebató a CiU el Gobierno en ambas ocasiones, ocupando nada menos que las consejerías de Interior y Educación, siempre dentro de la legislación electoral vigente. Eso sí, para «bodrios discursivos» las soflamas independentistas de don Josep Lluis Carod-Rovira, con embajadas incluidas en el extranjero.
Tenemos una manía nada productiva los «peperos»: seguir al pie del cañón en el portal de casa, en el barrio y en la aldea, en el pueblo o villa, en la ciudad, en el Principado y en España, todo sin cambiar de chaqueta, supuestamente sin proyecto ni contenidos discursivos ante ojos hostiles que niegan «el odio a la ideología conservadora» a pesar de sus insultos, disfrazados éstos de sutiles descalificaciones de «demócratas convencidos» (los que nos atrevemos a llevarles la contraria solemos recibir otros apelativos menos «liberales»).
Incluso en época de «vacas flacas» los del PP, en frase del mejor político ovetense de los últimos tiempos, «bailamos con la esmelladuca de la fiesta».
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