¡Manos a la obra... y sin vacaciones!
En seis párrafos del artículo de Alberto Menéndez publicado ayer, sólo le sobra alguna definición, que es como «las perlas falsas» y que don Alberto deja siempre en sus artículos, como el pintor deja su impronta personal en sus lienzos.
No sé desde qué punto de vista periodístico llama el señor Menéndez «tensión informativa», que Cascos dice que genera. ¿No será tal vez –digo yo– que la información se tensa cuando de Francisco Álvarez-Cascos se habla? Yo no atisbo ningún tipo de tensión informativa. Tal vez de expectación por la novedad que supone su triunfo en Asturias dentro de la política española, pero nada más.
Ahora bien, cada cual ve lo que ve o lo que quiere ver. Pero que no pretenda que los demás veamos lo que el señor subdirector de LA NUEVA ESPAÑA quiera. Algunos ya no llevamos «orejeras» como en 1975.
Tampoco sé de esa faceta de «vendedor» a la que se refiere el firmante del artículo cuando habla de Francisco Álvarez-Cascos. Porque si llama «vender» por haber llegado a la Presidencia del Gobierno de Asturias desde la «nada», ¡hombre!, de donde no hay «nada» no se saca nada. Así que algo tendría que haber por lógica.
¿Y qué había? Pues una marea creciente de asturianos que le pedíamos su «vuelta a la política». Y esa «marea», como existía (no salió de la nada), lo convenció y lo apoyó hasta el lugar donde ahora está. Por tanto: no ha habido venta ni ha existido compra. Sólo su disposición a encabezar un proyecto, que todos agradecemos.
Vender, señor Alberto, lo han hecho otros, que usted bien conoce y hasta defiende. Han vendido a Asturias y a los asturianos por menos de «un plato de lentejas». Y se han ido sin dar cuenta de lo recibido por la «transacción». Tampoco he leído en LA NUEVA ESPAÑA que se les haya exigido ni «el importe» ni las responsabilidades políticas. Eso sí es vender, en el término literal de la palabra.
Como aún creo en la pluralidad de la directora de LA NUEVA ESPAÑA, vuelvo otra vez más a enviarle esta modesta opinión para que el lector pueda, también en libertad, contrastar opiniones.
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