La corbata y el ahorro energético
Baltasar Gracián, en una de sus citas célebres, sentencia que «Un sabio sabe evitar problemas, pero el amigo necio los atrae». Y esto viene en referencia a la necedad con que el ministro Sebastián se empeña una y otra vez en atraerse problemas. Hace unos días, en el Congreso, y no es la primera vez, se presentó sin corbata. Nada de particular, pues no parece de obligado cumplimiento su uso. Ahora bien, que se presente en el Hemiciclo, y en el banco azul, para con ello reivindicar el que todos los españoles prescindamos de dicha prenda para el ahorro energético, y de paso dar el ejemplo, ante su decreto de limitación de la temperatura del aire acondicionado, es ya para nota.
No empezó su carrera hacia la Alcaldía de Madrid con buen pie. Su vale todo en los debates llegó a comprometer la vida privada de Gallardón ante todos los medios de comunicación.
Su llegada posterior al Ministerio no ha podido ser más polémica. Su falta de ideas con un mínimo de rigor le llevó a proponer medidas que ni sus propios compañeros de partido las compartían. Su excentricidad en el tema de las bombillas, su afán de ahorro energético más que el de procurar buscar fuentes alternativas. Sus constantes apelaciones a países como Japón y Portugal, dejando constancia parlamentaria de que sus primeros ministros, al igual que él, iban sin corbata a sus respectivos parlamentos, motivaron la consiguiente aclaración del presidente de la Cámara.
Las palabras que le dirigió su compañero de partido, parece que en algunos medios de comunicación las han considerado como un feo a sus palabras y modos. Y así fue. Ha tenido que recordarle la temperatura en el salón de plenos y la obligatoriedad a que los ujieres llevasen corbata. Y que de no ser así, y aplicando el Reglamento de las Cortes, deberían ser sancionados, si tomando al pie de la letra las recomendaciones del Ministro acudieran al Congreso sin ella. Por tanto, continúo. Hay que ser un tanto flexibles y rigurosos cuando se habla del tema. Y que si el primer ministro de Japón, al Congreso de su país, iba sin corbata, seguro que cuando fuera a entrevistarse con el emperador la llevaría.
Pues bien, esto es como lo de Al Gore, que se pasa dando conferencias cobrando una millonada a favor de su ecologismo, mientras su consumo energético particular daría para una localidad entera. O su avión privado cuando se desplaza produce más contaminación que muchas empresas que él considera contaminantes.
Algo así es lo que el ministro Sebastián practica. Mucho de cara a la galería y poca efectividad a la hora del obrar. Sólo sus peculiares ideas son noticia. Pues sólo contienen retrocesos históricos en no ya el Estado del bienestar, sino también en los avances científicos que hacen a una sociedad moderna, avanzada y habitable. Su obsesión por el ahorro es hasta enfermiza. No así, sin embargo, su poca imaginación, como cité anteriormente, para buscar fuentes alternativas, que las hay, con el fin de garantizar algo tan importante como necesario como lo es la energía.
Ni sin corbatas ni con sus bombillas de bajo consumo ha logrado ni logrará más que dar un tinte de humor que, de no ser por la situación de España, sería para tomarlo a risa.
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