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Un Carmen muy negro

28 de Julio del 2011 - Avelino García Arias (Cangas del Narcea)

Pasadas ya las fiestas del Carmen 2011 y al sonido de los últimos voladores de la Jira a Santana, me da por pensar y escribir sobre varias de las cosas que vi en estos días pasados. Empezaron las fiestas con un pregón de la mano y la voz del gabinete de prensa del nuevo régimen compuesto por un figurín, otros tres más y apoyado por tránsfugas. Estos de ahora son buenos. No tránsfugas de los malos como los que había antes. Eso sí, lo dio el responsable de Deportes, supongo que para que no se notara demasiado. Después de eso, pues voladores, caipirinhas, compuestas, farturas, fiesta y más fiesta; en fin, el Carmen.

Lo que ya me llamó la atención el año pasado y este más, supongo que el que viene irá a peor y sucesivamente, fue la cantidad de puestos, si se pueden llamar así, que había en la calle, más que en la calle en las aceras, esos espacios que normalmente usa la gente para transitar y no entorpecer el trafico... Una manta en el suelo llena de toda clase de falsificaciones de ropa, bolsos, gafas y todo lo imitable. Se supone que eso es delito, se supone que esa gente no pagará al Ayuntamiento; se supone que los que pagan honradamente su puesto, su Seguridad Social y sus impuestos son tontos o éstos demasiados listos, o es que simplemente ¡el mundo está al revés! También están, cómo no, llenos de toda clase de música y películas piratas. Aunque el que roba a un ladrón dicen que tiene cien años de perdón, si yo no puedo descargarme una canción de internet, ¿por qué a esta gente se le permite vender a vista pública y sin esconderse de nadie todo ese material?

Otra de las cosas que me sorprendieron bastante fue momentos antes de la «descarga», cuando estaba en el puente romano y veo venir a los antidisturbios, sí leen bien, a los antidisturbios. La misión que traían era desalojar a la gente que estábamos en el puente porque llegaba el momento fuerte de las fiestas: la «descarga», y era peligroso estar allí. Eso lo entiendo, lo entiendo yo y cualquiera que tenga dos dedos de frente, todavía me acuerdo cuando se llenaba el puente colgante de gente para verla... Vale más no imaginarse qué hubiera pasado si el puente se cae... En fin, el dicho ese de que estamos peor que el ganado viene muy a cuento en estos casos.

Pues nada, me voy de allí, lo iba a hacer igual sin antidisturbios, entiendo algo de pólvora y sé que puede hacer mucho daño y con una cantidad como la que se maneja ahí y con la cantidad de la gente que hay viéndola toda medida de precaución es poca; tengamos la fiesta en paz, ¡nunca mejor dicho!

Lo que no me cuadra así mucho es ¿por qué se usa a los antidisturbios para echarme a mí de mi puente de mi pueblo y no se echa a la gente que ocupa las aceras de las calles con puestos piratas de toda clase de cosas ilegales? Si alguien que lea esto estuvo en las fiestas sabrá lo que era subir de la plaza de la iglesia hasta el Paseo. Tarea difícil y casi milagrosa porque nos quedaba un pasillo estrecho en el medio de la calle. Las aceras eran propiedad privada y estaban convertidas en un mercado; ocupadas, tomadas y llenas, y cuando digo llenas es llenas, de mantas repletas de cachivaches de dudosa procedencia. Que yo sepa la zona de detrás de la iglesia no es zona de acampada, ¿por qué estaba llena de tiendas de campaña?

No creo que sea racista, no me importa el color, ni la raza ni la religión del vecino. ¡Más bien no me importa absolutamente nada del vecino! Pero creo que los derechos de unos acaban donde empiezan los de los otros, y cuando eso no se puede garantizar algo va mal, pero que muy mal. Cuando los encargados de hacer que mis derechos y los de la mayoría estén asegurados cargan contra mí y protegen o por lo menos ignoran al delincuente algo no funciona. No sé de quién será la culpa, pero supongo que las generaciones que vengan detrás como la cosa siga así y nadie lo remedie tengan que ir a la verbena del Carmen a Rengos...

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