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Ladran, luego cabalgamos

23 de Julio del 2011 - Cristian Suárez Peláez (Oviedo)

En la política asturiana se han puesto de moda las citas. El nuevo capitán de la nave del Gobierno regional, si al fin zarpa y no pierde más tripulantes antes de arrancar, como el señor Forascepi, que se baja del barco, es muy dado a ellas. Por eso, en respuesta a una muestra más del acoso ya habitual sobre los dirigentes del Partido Popular me gustaría brindarles esta modesta cita: «Ladran, luego cabalgamos». No es de Jovellanos. Tampoco de Clarín. Ni siquiera es de Cervantes.

En latín un autor anónimo expresó hace mucho tiempo «Latrant et scitis estatint praetesquitantes estis». Traducción: «Ladran y sabéis al momento que cabalgáis por delante de los demás». Deviene la frase de otro anónimo griego que se refería con ello a la persona de éxito que no mira hacia atrás sino que busca su meta y por ello siempre tiene enemigos que como perros le siguen y ladran para descomponerle la figura, tumbar sus proyectos y su imagen, u obligarle a desistir.

En tiempos de crisis sobran amanuenses dispuestos a todo. Si les ciega el odio, el rencor y la envidia, siempre son capaces de ladrar más alto. Los premios llegan cuando el acceso al poder se hace sin más objetivo que alimentar vanidades y bolsillos. Los tránsfugas copan la primera y segunda línea de los gobiernos del nuevo partido que ha llegado a la calle Fruela. No hay fondos para cumplir promesas, pero sí migajas para alimentar buitres.

Isabel Pérez-Espinosa y tantos otros dirigentes del Partido Popular de Asturias, o de sus juntas locales, sufren el acoso permanente desde hace meses de quienes quisieron marcar un camino personalista a un partido en el que muchos militamos con orgullo renovado al ver que no se han traicionado nuestros principios. Pero también lo hacemos con dolor por lo que nuestros compañeros están sufriendo.

La caza, en la persona de Isabel Pérez-Espinosa, a quien no tembló el pulso a la hora de afrontar un reto tremendamente difícil, o de Gabino de Lorenzo, que resistió las mismas presiones, continúa. El objetivo era, primero, condicionar la actuación del Partido Popular. Ahora, en un paso más tras la ruptura de amarras de Francisco Álvarez-Cascos, es destruirlo. Y la tormenta cayó y caerá sobre quienes no están dispuestos a permitirlo. Los cazadores no perdonarán no poder mangonearlo, o no destruirlo estando en las antípodas de sus planteamientos.

Aunque a algunos les parezca imposible, hay voluntades que el dinero no puede comprar. Podrán alquilar personas, podrán pagar profesionales del insulto, podrán hacer correr ríos de tinta de calamar para ocultar su verdadera actitud. Pero seguirán irritándose con la posición seria, firme y valerosa de quienes hoy enarbolan la bandera del Partido Popular. El gran pecado de Isabel y de todos los hombres y mujeres fieles a sus principios ha sido apostar por una renovación del PP que mantiene los valores que siempre se han defendido, sin giros copernicanos hacia viejas patrias y viejos pueblos.

Lo que más les ha irritado es no poder comprarles a todos. Isabel no se plegó a la exigencia de prestar las señas de identidad del Partido Popular a un proyecto ajeno. Creyeron que se rendirían las banderas. No contaban con que hay personas que no traicionan ni venden a sus compañeros y a sus ideales por un plato de lentejas o un asiento en el consejo de una empresa pública o semipública.

Isabel, si lees estas líneas, gracias. Hacemos menos ruido, tenemos menos intereses, pero somos muchos los afiliados del Partido Popular que agradecemos tu valentía y creemos que no darás un paso atrás. No estar en este Gobierno de Asturias, hacer oposición a lo que creamos perjudicial para nuestra región y nuestros conciudadanos y apoyar lo que nos parezca positivo te sitúa en la vanguardia moral de la política del Principado.

No dejes que los ladridos a tu espalda minen tu ánimo. Ya gobiernan, si es que se ponen a hacerlo en lugar de inventar problemas para distraer la atención. Pero siguen insultándote y despreciándote. Vas por delante suyo, marcando una línea propia en sintonía con el Partido Popular que pronto gobernará España. No mires atrás. Lo nuestro es el futuro de todos, y la gente de la calle lo sabe. No cambies, cabalga con más fuerza y hazles ladrar más alto. Respiran por la herida de su falta de principios y honestidad.

Cristian Suárez Peláez

Oviedo

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