El papel del notario
Recientemente he comprado una vivienda y desde esta carta al director quería hacer una crítica constructiva o más bien una sugerencia hacia lo que son las actividades notariales en las escrituras de compraventa en general.
Está claro que una escritura de propiedad supone un desembolso económico significativo y con unas consecuencias legales no menos importantes, pero creo que en general nos encontramos algo desprotegidos a la hora de formalizar dicho contrato. Lo que me ha parecido apreciar es que al ciudadano de hoy en día no le basta con los problemas típicos de encontrar una vivienda que se adapte a sus necesidades y a su presupuesto, también tiene que andar muy pendiente de negociar el precio, asesorarse de las calidades de los materiales empleados, requerir las garantías pertinentes, etcétera, etcétera, y cuando todo este proceso de negociación termina con el vendedor comienza la negociación con los bancos: diferenciales, comisiones de apertura, de cancelación, seguros de vida, de hogar... tantos aspectos a considerar que casi nos obligan a convertirnos en expertos en la materia para lograr unas buenas condiciones.
Me ha llamado mucho la atención el papel del notario durante el acto de escritura, el cual, una vez presentadas las partes contratantes, de manera muy correcta y formal, comienza a leer casi al pie de la letra todos los apartados y subapartados que forman la escritura, parándose a explicar con mayor detalle los párrafos que contienen algún término jurídico o técnico que sea más difícil de entender para la gran mayoría de los ciudadanos de a pie. Hasta aquí me parece todo bien. Pero pienso que para este tipo de operación, rutinaria para unos y totalmente nueva para otros, el papel del notario debería ir más allá que la de mero narrador y convertirse en una especie de defensor del consumidor que proteja los intereses de la parte con menor poder de negociación, que en este caso es la parte compradora.
Sinceramente, no es un sector que conozca en profundidad, pero sí me consta que los notarios desempeñan una labor necesaria en todas las transacciones mercantiles y que en mi opinión creo que podrían y deberían ir un paso más allá con respecto al valor que aporta su trabajo a la sociedad. Digo esto porque el notario dispone de una información, experiencia y conocimiento de la ley que le permite estar en un lugar privilegiado para detectar todo tipo de irregularidades que se le pueden escapar al ciudadano normal.
Desde mi punto de vista, el notario debería dar su opinión, siempre objetiva (a través de los datos de sus archivos) y profesional (como fedatario público que es), desde el precio de la vivienda hasta de las condiciones contractuales de la hipoteca, de los derechos y obligaciones que tiene el comprador y, por último, debería explicar los gastos asociados a dicha escritura: notaría, Hacienda, Registro y, por último, gestoría. Punto éste que también pediría revisar: ¿por qué hay tanta diferencia entre los honorarios de las gestorías si el resto de los impuestos y tasas son fijos y están establecidos por ley?
Nada más, sólo quería compartir estas ideas con la opinión pública para ayudar a que este proceso de compraventa de viviendas sea lo más transparente posible y puesto que es un tema de interés general, para que nos sirva de reflexión, aunque a lo mejor las soluciones sean distintas a las anteriores.
Saludos de un ciudadano de a pie.
Eduardo Secades
Oviedo
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