Ujo, un cantón militar romano
En varias ocasiones hemos abordado aquí este tema histórico de Ujo, que no parece importar a los dirigentes políticos provinciales y municipales. El anterior alcalde, al parecer, acogió con interés el tema, pero la cosa no pasó de ahí. Lo de siempre: buenas intenciones, pero hechos nada. Desempolvamos ahora el caso, habida cuenta de que en el Ayuntamiento de Mieres hay una nueva Corporación municipal, en la que Ujo cifra ahora sus ilusiones y esperanzas.
El caso de este gran pueblo mierense es verdaderamente lamentable, por no decir vergonzoso. No creo que haya pueblo alguno en Asturias que tenga un origen romano tan importante y tan demostrado. Por si unos lo han olvidado, y otros no lo conocen, como puede ocurrir con la nueva Corporación municipal, lo vamos a recordar ahora aquí, someramente. Los orígenes de Ujo se remontan a la Roma de Augusto –año 19 antes de Cristo–, en el que el último territorio de Hispania fue sometido al invasor después de la caída de Lancia en la Asturias Cismontana. Ujo (Ostiun o Ustium, palabra latina que significa puerta, entrada o dintel) era y es confluencia de valles, ríos y caminos, y hoy, además, de carreteras y ferrocarriles, de ahí lo de entrada, puerta y dintel, y que las legiones romanas, dado lo estratégico del enclave y lugar, establecieran allí un importante cantón militar, base y origen del pueblo de Ujo. Su primer mando lo ostentó el centurión Cayo Sulpicio Úrsulo, cuyos restos y armas, muy bien conservados, fueron descubiertos al iniciarse las excavaciones para la construcción del Depósito de máquinas a vapor.
Con un bagaje histórico así, ¿cómo es posible que las autoridades locales y provinciales se hayan podido desentender de esta reivindicación histórica de Ujo? Que consiste en erigir, al lado del templo parroquial, románico del siglo XII, una estatua de bronce del centurión romano, cuyo coste andaba entonces por poco más de un millón de las añoradas pesetinas. Muchas fueron las ayudas y subvenciones que todos estos años concedió el Gobierno del Principado a unos y otros, y esta importante reivindicación histórica de Ujo fue omitida por completo. Al parecer, los conciertos, la folixa y cuanto más fue subvencionado con largueza han tenido más interés que la propia historia, en este caso, astur-romana. Y luego vamos por ahí esbabayando y presumiendo de ser líderes de la cultura. ¡Hay que tener cara dura!
Bueno, pues que la nueva Corporación mierense, por favor, haga suyo este asunto, y a través del también nuevo Gobierno regional se perpetúe en bronce el que Roma y su centurión fueron la base y principio del importante pueblo de Ujo.
Ricardo Luis Arias
Ujo
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