«Os lo daré ahora mismo...»
Recordatorio. Espíritu y sentimiento se forman con la conversación.
Pascal
El olor del vino, sobre todo si es fresco, riente y saltante (ha firmado Rabelais) «es mucho más celestial y delicioso que el del aceite. Tendré como alta gloria el que se diga de mí que he gestado más en vino que en aceite, al revés de lo que decía de Demóstenes. Para mí es honor y gloria el ser reputado de buen bebedor y buen compañero. A Demóstenes se le reprochaba el que sus discursos olían como los capazos de un molino aceitero. Interpretar todos mis hechos y mis dichos como libres de este defecto y tened en referencia el cerebro caseiforme, que se alimenta de bellas naderías, y procurad tenerme siempre contento. Ahora divertíos, mis amadas/os, y leed alegremente, para satisfacción del cuerpo y provecho de los riñones. Pero evitad, cara de asnos, que el muermo os ataque, y si queréis beber, venid a mí, que os daré ahora mismo».
¡Ay, François Rebelais, clásico mundial! Este escribidor de tres al cuarto rubrica la totalidad del anterior párrafo y felicita a Editions Ferni, Círculo de Amigos de la Historia, Editores. Despedida y cierre, 20.51 horas exactamente de ayer. Merendaremos en casa de ipso facto. Sentimos no poder invitaros pues un cuarto de una botella de vino (estupendo vino, eso sí) es lo que nos queda en estos instantes. Vamos, que con esa cantidad no hay más que para este menda. Lo lamentamos.
Érase una vez.
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