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¿Qué es el silencio?

31 de Julio del 2011 - José Antonio Coppen Fernández (Lugones)

Esta pregunta la responde Pitágoras: el silencio es la primera piedra del templo de la filosofía. Mediante el silencio se puede alcanzar el estado perfecto para la reflexión y la meditación. Y en este tránsito alcanzar el placer, entre otros, de escribir, que nos permita hilvanar y registrar las ideas más lúcidas, así como las impresiones y las emociones. Contribuye a crear el clímax de la inspiración más propio para ello. No se debe olvidar que los verdaderos placeres no se producen sin verdaderas necesidades. Si se realizara una encuesta, se comprobaría que buena parte de las ideas brillantes afloran bajo el auspicio del silencio.

Hemos de añadir en estas reflexiones que el silencio a veces es más elocuente, porque las palabras son pura retórica, vacías, caso de dolorosas situaciones no tiene un hondo sentido. Ante la injuria, el silencio es la actitud más hábil y económica. Ante una injuria o calumnia, es más honorable ausentarse acompañado del silencio, debiendo subrayar que no siempre el que calla otorga. O es la actitud más elegante. O el tributo que hemos de pagar para conservar la dignidad. No significa tampoco ausencia, aunque resulte doloroso callar por prudencia cuando se siente el deseo de hablar. También el silencio puede estar condicionado en bastantes ocasiones por los sentimientos de la amistad. Muchas situaciones se crean por decisiones y causas ajenas a nuestras actitudes como arquitectos de cuanto nos rodea.

Ciertas actitudes y conductas generan un estado de opinión que conduce a la confusión y provocan perturbadoras situaciones, que emanan en realidad de la desinformación o información corrompida. Y lo que es peor, no se atisba el deseo de conocer la veracidad de lo que acontece para procesarla mediante el pulcro ejercicio de la reflexión. A la hora de romper el silencio, ha de tenerse en cuenta que muchas opiniones se vierten bajo el influjo de la simpatía o del antagonismo, o de intereses inconfesables, por lo que es mejor abstenerse, si así se advierte, porque carecen de un honesto sentido objetivo. En nuestra sociedad la morbosidad, más que el pan de cada día, es el copioso menú del día, que algunos medios de comunicación nos ofrecen como plato fuerte cada jornada y a distintas horas. Es el alimento que debería fomentar la conveniencia de guardar un silencio sepulcral.

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