Esencias de agua, vino y verdad en tierras del ribeiro
Subtítulo: Un paseo por el Orense de los buenos caldos y el pulpo
Destacado: La historia está presente en cada recodo de una senda perdida que conduce sorprendentemente a un monasterio, iglesia románica, ermita o pazo señorial, como el de Trasalbo, propiedad de la familia del galleguista y escritor Ramón Otero Pedrayo, ahora envuelto en una fundación cultural
En la tierra orensana del ribeiro la naturaleza ha sido pródiga y abundante desde siempre. Los romanos prepararon la vid en los bancales del río Miño, lo mismo que ahora, y las aguas termales de estos entornos cobraron fuerza en épocas antiguas, lo mismo que ahora. Por todo ello, esta ruta enmarcada en las variedades naturales de treixadura, godello, torrontés y loureira anuncian al viajero la esencia de un vino cargado de historia, sabor y placer. Los monjes del siglo XII, huéspedes sempiternos de los muchos monasterios sujetos a estos caminos, lanzaron esos caldos al mundo y eran de especial exigencia en la Corte española donde el rey Alfonso X, que pasó en estas tierras varios años de su niñez, los requería por su calidad y sus aromas... Y en toda la ribera del Miño, a su paso por la provincia de Orense, las vides inundan el paisaje y ofrecen un espectáculo visual y relajante que animan a cuantos se dejan acariciar por esa brisa fluvial y enológica. En los contornos de Ribadavia, capital del vino de ribeiro y villa medieval, se unen las sensaciones de las aguas termales en forma de estupendos alojamientos para el turismo de salud y los vinos blancos de la tierra que Cervantes los cita como de los mejores de Europa.
Con ese bagaje de notable reclamo, estos espacios están ganando la modernidad sin prisa, pero sin pausa. La historia está presente en cada recodo de una senda perdida que conduce sorprendentemente a un monasterio, iglesia románica, ermita o pazo señorial, como el de Trasalbo, propiedad de la familia del galleguista y escritor Ramón Otero Pedrayo, ahora envuelto en una fundación cultural. Un rincón arrinconado en una aldea con vistas a los meandros del Miño y a los cientos de viñedos que circundan estos territorios galaicos, todavía limpios de avances turísticos al uso. Y en esa ruta está la localidad de Santa Cruz de Arrabaldo, donde se encuentra un local donde se guisa de comer que es destino de muchos amantes de las cosas del buen yantar. Seguro que Otero Pedrayo en sus visitas a la casa señorial hacía parada en Cuatro Caminos para probar un buen pulpo, una sabrosa empanada de zamburiñas, los nuevos arroces mariscados o las carnes a la brasa con pimientos de Arnoia que tan bien elaboran en este singular establecimiento, viandas acompañadas, eso sí, de un exquisito pan y regadas por el ribeiro del lugar. Todo un descubrimiento y una manera de hacer turismo sencillo, módico y rotundo de buenas sensaciones. Y esto es lo que ofrece la sentida comarca del ribeiro que, de momento, acoge en su seno a entusiastas de los buenos caldos, blancos y tintos, y a los fervorosos de las aguas salutíferas, junto a los aficionados a las artes del bien comer y a esos enamorados del mejor pulpo a feira del país. Y a las puertas de Ribadavia, en un pequeño bar entoldado, todos los domingos y fiestas de guardar la señora Sira Valeira Mosquera, natural de Arcos en Carballiño –la tierra de las buenas pulpeiras–, ve pasar la vida y con su estilo inconfundible y artero –en el buen sentido– prepara y corta cientos de cefalópodos para satisfacción de la abundante clientela que se aproxima a ese típico y festivo local. Tengo que señalar que Sira es una de las mejores pulpeiras del mundo, quizás un poco exagerado, pero nadie prepara el pulpo como ella. Los trozos bien ajustados «al dente», buen toque de aceite de Baena, pimentón de La Vera y sal gorda equilibrada junto al pan de Cea ofrecen todo un manjar que causa sensación organoléptica. El que prueba repite. Mi amigo y orensano del alma, aunque de vivencias asturianas, Evaristo Paradelo Ferruelo, del restaurante El Panduku, siempre me lo comenta y en eso coincidimos. Y si hay que probar un buen ribeiro para compensar los notables sabores pulperos vamos directamente a Viña Reboreda, sin dudar… Ya sé que hay otras nobles elaboraciones de pulpo y otros atractivos caldos, pero nada como lo expuesto anteriormente. Es cuestión de gustos y exigencias del paladar. ¿Y por qué están las mejores pulpeiras en tierras interiores de Carballiño? Sira responde rápidamente. En la Edad Media estas tierras estaban controladas por las órdenes religiosas del Monasterio de Oseira y la Encomienda de Beade. Ambos señoríos tenían posesiones portuarias en las Rías Baixas y los puertos de Salnés. El pulpo formaba parte de los productos que los foreros –propietarios– de aquellas posesiones pagaban a los señoríos… Peculiar historia.
Y después de saborear las esencias de la tierra orensana, nada mejor que un recorrido andarín por las verdes riberas del Miño entre arboleda fluvial y viejas carballeiras que ofrecen la sombra adecuada ante el suave calor estival de este terruño que da al visitante lo que tiene y esa realidad es mucha y variada. Y el turismo por estos lares va camino de convertirse en un filón de altura por sus recuerdos históricos, sus valles tranquilos, la sosegada naturaleza, la sencilla, módica y rica gastronomía, la popular hospitalidad y, especialmente, por el agua y el vino.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo