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Vigías de Occidente

31 de Julio del 2011 - Ramón Alonso Nieda (Arriondas)

Fascinante espectáculo el de ver cómo en el humedal de este verano germinan, como hongos, los centinelas que hacen guardia bajo los luceros y alertan a las sociedades avanzadas de los peligros que acechan. No vienen los peligros del exterior sino de una quinta columna a la que pronto llamarán Partido o Partida Internacional del Te. Y entre los bienes más preciados y vulnerables, el confort intelectual. En punto a confort, lo primero que llama la atención es lo bien que les salen los atentados a los progres . Cuando el 11M, se empezó diciendo que si fue ETA, el PP arrasaba. Y todo el mundo decía que había sido ETA. Entendiendo por todo el mundo a Ibarreche, al entonces candidato Zapatero y al director del CNI, Dezcallar, hombre de confianza del PSOE, que todavía en la madrugada del 13 confirmaba a la ministra de Exteriores que no había razones para dudar de la autoría de ETA.

Pero a Rubalcaba, que auscultaba los más inaudibles vagidos telúricos, se le oyó decir aquella noche, sin que despegara el oído del raíl, aquello de si el atentado es islamista tenemos ganadas la elecciones. Y corrió el champán entre los chamanes de la tribu. Arrasó el PSOE Que a los trenes reventados se les viera circular por la M40 al día siguiente, o que la Kangoo y la Skoda Fabia aparcaran, o se llenaran, con efectos retroactivos, es tangencial al tema. O que se apareciera milagrosamente, en el andén de Vallecas, una mochila muy llamativa que nadie había visto antes, sobre la que los eficientes Tedax tuvieron que reblagar, marcando el paso de la oca, cada vez que se la topaban de bruces mientras buscaban precisamente mochilas. Debieron de pensar que se trataba del equipo de fin de semana del comisario Manzano.

Ahora mismo, con la matanza de Oslo-Utoya, cuando todos los indicios apuntaban a la autoría islamista, enseguida se descubrió (¡Qué alivio!) que el terrorista era un nativoa rubio, de ojos azules y cristiano para más INRI. Sobre todo cristiano, concepto que, más que un cajón de sastre, es un armario ropero de tres cuerpos en el que la progresía cuelga mangas, capirotes, sambenitos y toda la ropa sucia e infamante; el atrezzo completo con que el lobo feroz acosa a Caperucita en el bosque, cuando va donde la abuela con la que tiene muy buen rollo.

Un vigía de periscopio muy activo es José Manuel Ponte, que en su último Inventario de perplejidades (LNE,28.07.2011), nos alerta de los estragos que la opinión prefabricada de ultraderecha está produciendo en algunas mentes. Después de constatar que el manifiesto del terrorista noruego contiene prácticamente lo mismo, palabra por palabra, que se puede leer en bastantes periódicos españoles y oír en no pocas tertulias, le advierte Ponte a la socialdemocracia europea que ni la moderación la salvará de una cacería si la crisis del capitalismo va a más. Hay precedentes, concluye.

Los de la Segunda Guerra Mundial, obviamente. Sin olvidar que Benito Mussolini llegó a ser número 3 en la nomenclatura del partido socialista italiano y que dirigió Avanti!, órgano del partido. Que Adolph Hitler empezó militando en el Partido Obrero Alemán, (DAP), que se transformó enseguida en el Partido nacional-Socialista de los Obreros Alemanes (NSDAP), el partido nazi del que Hitler se convirtió en Führer omnipotente. Los enemigos comunes y declarados, tanto para el fascismo como para los nazis, fueron el comunismo y el liberalismo (que los nazis identificaban con el judaísmo). Eso sí, la guerra al nazi-fascismo la ganó Churchill, famoso laborista, con la ayuda de Roosevelt, comunista notorio, y de Stalin, socialdemócrata de toda la vida.

Nuestros socialdemócratas no son ni nacionalistas ni anticomunistas. Son en cambio antiliberales a tope; y antisemitas hasta dejarlo de sobra (pregúntenle si no al último embajador de Israel en Madrid). Para ellos, todo lo que les cae a la derecha (mostrarse críticos con el zapaterismo, hacerle ascos a Bildu, no comulgar con la filosofía (!) de género (?), es extrema derecha de esvásticas y cuchillos largos (mejor en ese caso ser calvo que rubio). A su izquierda, en cambio, no hay extrema izquierda, desaparecida del léxico político español. El concepto de socialdemocracia, más que un armario ropero, es un enorme almacén donde encuentras de saldo y a medida todos los cachivaches del confort intelectual.

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