Mirando Asturias
No se comprende cuando se habla de construir un regionalismo en Asturias que promueva un país como el Vasco, Cataluña o Galicia, ya que pueda proporcionar una serie de ventajas como las que estos obtienen al conseguir que nuestra tierra, que posee sobradas razones tanto históricas como geográficas y humanas para ser considerada como otro país que sin dejar de ser españoles tuviese también el honor y la identidad de poder estar representando al pueblo astur por varios diputados en el Gobierno de la nación.
Los asturianos, en general, se sienten muy orgullosos de pertenecer a la tierra en que nacieron, entre ellos son localistas por naturaleza, por encima de todo está la belleza e importancia del lugar en que viven, pero traspasados los límites regionales exponen con orgullo y pasión las excelencias de su lugar de origen: sus montañas, la fertilidad de su vegetación, su impetuoso mar, sus valles estrechos, sus ríos, sus gentes.
Asturias está formada por unos grupos de pueblos diseminados en distintos lugares de sus valles y montañas, los que estuvieron separados durante muchos siglos del resto de España por una enorme cadena de montañas que la separaba de la Meseta castellana, lo que originó el carácter independiente del pueblo astur, demostrado en todos los lances de su historia con las tremendas luchas que sostuvieron contra cualquier pueblo que intentara penetrar en su tierra y dominarlos. Hoy todavía se mantiene ese afán de independencia y el amor hacia su tierra; decía Claudio Sánchez Albornoz refiriéndose a nuestro pueblo: «No domina al hombre la naturaleza, pero sí condiciona su acción. No tiene cada pueblo su paisaje; sino cada paisaje su pueblo».
Debemos aprovechar los recursos que tenemos como hacen vascos, catalanes y gallegos que, en principio debido a la oficialidad de su lengua, consiguen que oposiciones a trabajos que se ofrecen en esas comunidades no puedan optar a las mismas los de otras regiones por exigir el conocimiento del lenguaje oficial de cada comunidad. En Asturias, se llevan la mayor parte de las oposiciones jóvenes de otras comunidades, incluso los que habitan en los países vasco o catalán, y eso no ocurriría si estableciéramos el bable como lengua oficial, para que nuestros jóvenes no tuvieran que marcharse de su región, como está ocurriendo ahora.
Asturias, pertenece a España, ni los más asturianistas pretenden tener un país independiente como lo desean otras comunidades, pero se puede tener un país astur, que en el tiempo de las ventaja que obtienen esas regiones que por tener un número de diputados en la Cámara del Gobierno central, obtenidos con unas votaciones muy ventajosas, venden sus votos mediante acuerdos al Gobierno central cuando éste los necesita, sacando el mayor partido para sus gentes y su región. Quizás no sea justo el reparto de votos, quizás no sean justos los condicionantes de los acuerdos, pero están legalmente establecidos, forma parte de la llamada «democracia» de esta nación. Los asturianos deben obtener las mismas ventajas, deben crear la comunidad autónoma astur, sin dejar de ser españoles. No deben consentir que gobiernos del PSOE o del PP hagan caso omiso de las necesidades de Asturias por ser una región pequeña que representa muy pocos votos para ser atendidos. Los asturianos de cualquier ideología deben dejar de ser indiferentes, deben ser democráticos y luchar por una comunidad astur que nos saque del trato injusto a que estamos sometidos.
Todos los asturianos sienten el orgullo de haber nacido en esta hermosa tierra, nunca se formó un partido asturianista que obtuviera un resultado positivo en ninguna de las elecciones generales celebradas, pudiera ser, por la falta de un líder con fuerte personalidad que lo promoviera y que dejara muy claro los fines que persigue y los beneficios que se podrían conseguir.
Asturias sigue igual de mal, de ser una de las primeras regiones donde había más trabajo y mejor nivel de vida hemos pasado a ser de las últimas entre las diecisiete comunidades que hoy existen. De alguna manera se necesita un revulsivo que ilusione y la haga salir de este gran bache en el que está metida, desde estos últimos treinta años.
José Luis Suárez Rodríguez, Pravia
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