A la búsqueda del voto perdido
Si el ciudadano que mantiene todo el entramado social y político, juzgara a sus representantes parlamentarios por la capacidad que estos tienen para establecer argumentos intelectualmente sólidos y coherentes, Isabel Pérez Espinosa y Joaquín Aréstegui, lo más lejos que llegarían en sus respectivas carreras políticas, es a pegar carteles electorales. Trabajo, por otro lado, muy digno y valorado entre los grandes líderes, que de tal guisa enmarcan la primera foto de la carrera electoral, para, inmediatamente, cederles el testigo, caldero y brocha, a sus subalternos.
Estos dos subalternos de lujo, con categoría oficial de parlamentarios autonómicos, cada vez que hablan quieren hacernos ver que descubrieron América, claro que, como siempre, llegan a la cita un poco tarde. Estos dos genios de la mediocridad, me hacen recordar a esos videntes, médiums y tarotistas que pueblan el universo esotérico rebuscando en el aparente espacio intangible de sus víctimas, argumentos que les conduzcan hacia la tangibilidad del dinero fácil. Estos, con sus argumentos, buscan lo mismo, pero a través del resultado tangible del voto como establece la norma democrática.
Que Álvarez-Cascos está esperando como agua de mayo las próximas generales es algo tan evidente que no necesita demostración. Es tan indiscutible cómo que PP y PSOE tratan de arrebatarle todos los votos posibles para no caer en el ridículo más pavoroso. Lo que sí se les puede pedir, a unos y otros, es que lo hagan de forma inteligente.
Que Álvarez-Cascos va a ejercer de gran patriarca de su propio partido, al menos en esta fase de asentamiento social, es algo que también hizo Fraga Iribarne cuando fundó Reforma Democrática, llamada después Alianza Popular y conocido a día de hoy como Partido Popular. Álvarez-Cascos, hijo putativo de Fraga, incluso en su carácter tremendista, reproduce políticamente aquello que aprendió de joven y que, a día de hoy, forma parte, más que de su currículum vitae, de su propia personalidad.
Que el eslogan de trabajo a tres turnos es propagandístico, está fielmente descrito en el logo de FAC. Porque, don Joaquín, ¿qué es un logotipo sino una descripción gráfica que identifica publicitariamente una marca? Lo que sucede es que el político está obligado, usted también, a inyectar pequeñas dosis de esperanza al contribuyente, sobretodo en períodos económicamente complicados.
Más tarde, leo que doña Isabel no se cree la conversión regionalista de Cascos. Yo tampoco. ¿Pero qué otra zona del espectro político asturiano quedaba sin cubrir, a no ser el regionalismo de derechas? Lo que sería increíble es que Cascos se publicitara como político regionalista de izquierdas. ¿No dicen ustedes ser un partido de centro derecha cuando todos sabemos que pertenecen al sector ideológico de la derecha conservadora? ¿De qué se extrañan?
En cuanto al programa, doña Isabel, qué se le puede pedir a quien estuvo años contribuyendo a la elaboración del programa de su partido, el PP. Pienso que, más que copiar, lo que hace es mantener sus teorías políticas y plasmarlas en un programa ideológicamente coherente con sus principios. Es más, podría decirse que quienes copian el programa electoral de FAC, son ustedes, doña Isabel. ¿O acaso la secretaría general del PP, de la que fue titular Cascos, y que les hizo llegar al gobierno de la nación, no tiene entre sus tareas la elaboración del programa electoral? Aunque las realidades de entonces y ahora son distintas, no así el credo o doctrina que las describe.
La simpleza en los argumentos debería inhabilitar al político porque insulta la inteligencia del ciudadano. Claro que, nunca faltará el meritorio de turno que aplaude y defiende todo aún sin enterarse de nada.
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