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Encuentro con la solidaridad

7 de Agosto del 2011 - Luis Fernández de la Buelga

El próximo día 16 celebraremos en Luarca por tercer año una reunión con fines benéficos; de modo prioritario, con el encuentro tratamos de allegar fondos que nos permitan seguir sustentando los proyectos que la Fundación, que me honro en presidir, en cooperación con otras ONGDs, organismos internacionales y domésticos, mantiene desde hace años en los paupérrimos barrios de Los Lotes y San Juan, fuera de los anillos en que está estructurada urbanísticamente la ciudad de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia); acciones de ayuda que, en síntesis, consisten en el mantenimiento de dos guarderías infantiles, comedores para necesitados del entorno de estas zonas marginales, y un centro juvenil en el que se desarrollan actividades formativas y lúdicas de distinta índole -en particular, deportivas, a modo de terapia contra la drogadicción, la marginación y la ausencia de horizontes que padecen decenas de jóvenes.

Pero nuestra mira va más allá de lo estrictamente recaudatorio: Perseguimos, asimismo, como es obvio muy modestamente, dar cumplimiento a lo previsto en la legislación sobre Cooperación al Desarrollo y los requerimientos que se han establecido en los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas: La exigencia moral de sensibilizar a la población sobre la ayuda material y espiritual a los más desfavorecidos, en particular para la erradicación de la pobreza, la reducción de los índices de analfabetismo y mejora de la primera educación infantil.

Subtítulo:Llamamiento a la colaboración en favor de los desfavorecidos

Destacado: Si del binomio pobreza-solidaridad se trata, Bolivia ocupa los primeros lugares del ranking de la pobreza en América Latina y el decimosexto a nivel mundial, por lo que la adhesión a su causa deviene obligada

Así pues, ésta es una oportunidad que se nos brinda para, con nuestra presencia y colaboración en actos como el que nos ocupa, darles ejecución, aunque sólo sea en un mínimo grado. Y, sinceramente, estamos persuadidos de que no sólo deben ser receptores de nuestro apoyo los próximos que sufren la lacra del desempleo y otras carencias originadas por la crisis, sino también aquellas personas, estén donde estén, que aún se encuentran por debajo del umbral de la pobreza y, de modo urgente, aquellas en riesgo patente de morir por inanición -recuerde el lector la crisis humanitaria que sufre Somalia, donde la población afectada por la hambruna se estima llegará, si no se ataja, a 15 millones de personas, sin que hasta el momento la comunidad internacional responda adecuadamente a su gravedad, pues por los gobiernos se está dando prioridad a resolución de los graves desequilibrios económicos y financieros que el propio sistema ha generado. Pero más allá de la muy lamentable situación de los países del denominado cuerno de África, ha de subrayarse que en el mundo malviven en torno a mil millones de seres, cifra que no acaba de incrementarse, entre otras causas, por el precio de los alimentos.

Ahora bien, si del binomio pobreza-solidaridad se trata, Bolivia ocupa los primeros lugares del ranking de la pobreza en América Latina y el decimosexto a nivel mundial, por lo que la adhesión a su causa deviene obligada: En esta excolonia española el 60 por ciento de la población se encuentra por debajo del comúnmente aceptado umbral de la pobreza y el 40 por ciento en estado de extrema escasez; en los barrios antes mencionados donde trabajamos -embalse de indígenas que huyeron de sus tierras del altiplano buscando un futuro mejor- con toda probabilidad estos índices serán superiores a los que se acaban de referir. Por ello, esta cruda realidad, muy parcialmente narrada, merece que nuestro bien ganado descanso veraniego se detenga unos instantes para mostrar de veras nuestra solidaridad, ayudando a un puñado de niños y jóvenes sin los más elementales recursos; de este modo, estaremos abriéndoles horizontes de esperanza a un futuro mejor que el que les aguarda sin la colaboración externa; ayuda a la que, sin duda, son acreedores, al margen del grupo político en el poder. La solidaridad bien entendida es un concepto transversal, no asociado a credo político o religioso alguno, que nos incumbe a todos. De aquí que este acto solidario, como no puede ser de otro modo, esté abierto a todas las personas de buena voluntad, sea cual sea su condición social, filiación política o religiosa.

Concluimos, distinguido lector, animándole a sumarse a esta iniciativa, eso sí sabiendo que sólo hallará como recompensa la sonrisa de los niños y jóvenes de nuestros centros; como la que ilustra el cartel anunciador de este sencillo evento para el que deseamos vivamente siga siendo, en su tercera edición, un sincero encuentro con la solidaridad.

lbuelga@uniovi.es

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