Tocarse
Recordatorio. Todo ser humano es en cierta medida mujer, hombre y niño al mismo tiempo.
H. Ellis
El pasado sábado pensamos (ya entrada la noche) pirárnoslas a tope por ahí, vamos, venga cacharros tras cacharros amén de boleros bailados pegaditos (ya sabéis) hasta las tantas... Tanto hasta las tantas que cuando hoy (ayer, a las 04.58 horas exactamente regresamos a casa), encima de los felpudos del piso de los convecinos que están suscritos a nuestro periódico ya lo tenían a su disposición. Lo sabemos de primera mano porque nosotros, atletas que somos, subimos (no utilizamos el ascensor): subimos corriendo las escaleras. Tan, tan en forma furrulamos que, a veces, rebasamos nuestra planta y nos damos cuenta cuando estamos en la última...
El caso es, verbigracia, que con la que está cayendo (jolines «con la que está cayendo», frase que ya se hizo campeona indiscutible), con la que está cayendo, decíamos, a lo que este escribidor quiere ir es a lo distantes que estamos para darnos golpecitos de cariño en la espalda, poniéndonos las manos en el hombro, tomándonos del brazo un ratillo cuando paseamos juntos. Tocarse con cariño entre todos debería ser lo normal. Como lo hacen permanentemente Matiy, Freddy, El Principito, Laura, Miguel, Luna, Blacky, Bonnie, Copi, Tin, Niki, Gala y el Casimiro. Ya sabéis quiénes son.
Tocarse, reiteramos. Hagámoslo cariñosamente, pues. Es muy sano, sobre todo para el corazón/espíritu. Amables lectores, ¿verdad que sí?
Despedida y cierre.
Érase una vez.
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