l9 de agosto, Día Internacional de los Pueblos Indígenas

Se podrían preguntar qué tiene que ver con nosotros y nosotras, asturianos del siglo XXI, algo que suena a tiempos lejanos y a otros lugares y que en principio guardan poca relación con nuestras preocupaciones diarias y con el contexto de crisis en el que nos encontramos.

Para empezar, el sistema de producción capitalista en el que malvive la mayoría de la población mundial y que se encuentra en una de las crisis más agudas de su historia, inició su primera acumulación expoliando y apropiándose de tierras y recursos que, en el mal llamado descubrimiento de Colón, se realizó por parte de las coronas española y portuguesa que comenzaban a forjar los imperios que dominaron la parte del planeta conocido durante siglos.

Este sistema injusto y criminal consiguió consolidarse gracias al tráfico de esclavos propiciado por el colonialismo y el reparto de África por parte de las potencias extranjeras, principalmente Inglaterra, Holanda y los nacientes Estados Unidos de América.

El latrocinio al que se vieron sometidos los pueblos originarios en América del Sur y África, encontró resistencia por parte de los mismos, lo que supuso innumerables masacres y genocidios para hacer posible el desarrollo económico de las potencias occidentales del norte y el aumento de riqueza de unas pocas personas.

Esta búsqueda continua del máximo beneficio, se perpetúa con la implantación de las multinacionales en estos territorios con el beneplácito de las clases dirigentes y dominantes de dichos países pero con la oposición de la mayoría de la población que ven cómo el acceso a sus propios recursos, y sus derechos laborales, sindicales y sociales se ven mermados o no existen para mantener los privilegios de una minoría.

Ante esta situación, donde la crisis de este sistema depredador empieza a afectar al conjunto de las sociedades, no sólo en los aspectos económicos, sociales sino también climáticos de supervivencia del planeta y de la humanidad, es donde el discurso de los pueblos y naciones indígenas, transmitido oralmente de generación en generación y que ha resistido al paso del tiempo y al expolio, puede sernos útiles a las y los habitantes de la parte rica del planeta.

Frente a conceptos como privatización, competitividad, maximización de beneficios, crisis, y cambio climático, los pueblos y naciones indígenas contraponen valores como comunidad, socialización, reparto de bienes, el Buen Vivir, derechos de La Madre Tierra; que podrían ser intentos de otro mundo posible donde las personas estuviesen por delante de los interese de la economía y los beneficios.

Debemos destacar también la participación real y el protagonismo de las mujeres indígenas en los procesos de elaboración política y social de sus pueblos y de sus gentes luchando contra el patriarcado, el machismo y la violencia contra las mujeres buscando alternativas a través de puestas en común y haciendo copartícipes al resto de sus congéneres de las conclusiones y debates que tienen en conferencias tan importantes como la Cumbre Continental de Mujeres Indígenas cuya V edición tendrá lugar en Bolivia del 15 al 17 de diciembre próximos.

Las lideresas de Bolivia, Ecuador, Perú, Colombia, Chile y Argentina evaluarán y afianzarán el proceso de articulación de las mujeres indígenas del continente. Estas mujeres, levantaran su voz para decir BASTA a la opresión, explotación y saqueo de las riquezas de sus pueblos. Entre las resoluciones de la cumbre anterior cabe destacar el rechazo enérgico a la persecución de la protesta social y la represión oficial a las manifestaciones y acciones de defensa de los derechos de los territorios y de la vida de los pueblos indígenas, consecuencia directa, en muchos casos, tal y como han documentado numerosos organismos de derechos humanos, de la apropiación de tierras indígenas para destinarlas a la acción industrial desmedida. Ante este hecho, los pueblos indígenas demandan una verdadera reforma agraria integral, por parte de los estados, que posibilite una verdadera soberanía alimentaria de los pueblos. Estas tierras con frecuencia son destinadas a cultivos intensivos de insumos para la fabricación de biodiesel introduciendo especies ajenas al ecosistema que no hacen más que empobrecer la tierra y a sus pobladores.

Estas mujeres son herederas de una cultura, de una forma de relacionarse con la tierra que ha pervivido durante miles de años, en un equilibrio que no deja de ser amenazado y aún así luchan día a día por su supervivencia.

Las mujeres indígenas gritan al mundo Luchamos por la paz, por la vida y por la dignidad del mundo. Hagamos nuestro este grito.

Lucía Nosti Sierra, Secretaria de la Coordinadora de ONGD del Principado de Asturias

Oviedo