La frontera de los taxis
¡Surrealista! No tengo otro calificativo para definir mi experiencia reciente al pretender, simplemente, que un taxi me llevara desde la sidrería Tierra Astur de Colloto hasta Oviedo.
La interesante velada que se prometía tras una agradable cena de amigos y amigas estuvo a punto de irse al traste tras estar esperando un taxi a las puertas del establecimiento hostelero la friolera de 35 minutos. 35 inútiles minutos tras los cuales tuvimos que desplazarnos a pie unos 600 metros... para así poder cruzar la «temible», por lo visto, «frontera de los taxis».
Os explico lo sucedido: tras la cena, y una vez abonada la cuenta, solicitamos al personal de la sidrería que nos llamara un taxi. El camarero que nos atendió nos explicó amablemente la situación y nos expuso las dos alternativas posibles: por lo visto, la sidrería Tierra Astur de Colloto está en Colloto (Siero) y no en Colloto (Oviedo); en Colloto (Siero) parece ser que sólo hay tres taxis y, por lo que se ve, no trabajan mucho, por lo menos por las noches. Si queríamos que desde la sidrería nos llamaran un taxi para que nos viniera a recoger a las puertas del establecimiento, éste tendría que llamarse a la central de Pola de Siero y, desde allí, nos mandarían un vehículo hasta Colloto. Si por el contrario queríamos llegar a Oviedo a la mayor brevedad, su consejo era que nosotros mismos nos desplazáramos a pie unos 600 metros, a la altura de una ferretería de Colloto, que hace las veces de «frontera de los taxis» entre los dos municipios, y que por el camino llamáramos desde el móvil a una de las cooperativas ovetenses («vais a esperar muy poco y os van a cobrar menos porque el de Siero a saber desde dónde viene», fueron sus palabras textuales).
Nosotros, con la barriga llena y pocas ganas de paseos, apostamos por el taxi a la puerta del local por el aquel de la comodidad... 35 minutos y dos llamadas después a la central, el taxi no había llegado. Con resignación y una vez que desde el propio establecimiento llamaron un taxi a Oviedo para que nos recogiera en la ya famosa parada de la ferretería Gari-Hogar Colloto. No tuvimos más remedio que emprender carretera arriba con un frío que pelaba nuestro corto, pero desagradable periplo desde Colloto (Siero) a Colloto (Oviedo). Una vez allí, el taxi ovetense nos recogió. Y nuestras caras debían de ser un poema porque el taxista fue el que abrió fuego explicándonos la situación... La verdad es que a mí, como usuario, me importan un bledo las fronteras de los señores taxistas. Pero a nuestros políticos se les llena la boca a la hora de hablarnos del uso de los transportes públicos, y a nuestros responsables de Tráfico otro tanto de lo mismo... Se dice que en tiempos de crisis hay que facilitar el consumo... A mí, de momento, se me quitan las ganas de salir de mi barrio, por si acaso no tengo en qué volver a casa.
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