Una indignación politizada
Suele ocurrir que cuando alguien, pacíficamente, se manifiesta en la calle contra algo, reivindicativamente, aparecen los pescadores de río revuelto, esto es, los antisistema, los extremistas y cuantos otros son violentos por naturaleza, aprovechan la coyuntura para dar rienda suelta a sus bajos instintos. Y esto es lo que está ocurriendo con el 15-M, tan favorablemente acogido por todos en un principio, porque cuanto exponían y demandaban era de «vox populi». Pero en este caso parece ser que hay un turbio manejo político de cara al 20-N, para arrebatarle votos al PP. Esto se deduce al ver la actitud tolerante de Rubalcaba –electoralmente, el Pérez se quedó en Mallorca– cuando era ministro del Interior, y cómo ahora les está tirando el anzuelo, astutamente, para llevarse a los indignados a su huerto electoral. Y que esto es así, fraguado en el Gobierno, lo acaba de demostrar su portavoz, Marcelino Iglesias, en un mitin en Zaragoza, que con su voz almibarada y dulzona, al final, sólo le faltó ya que pedir un aplauso para los chicos del 15-M. La demagogia barata, hoy, es plato fuerte de nuestra clase política, ya sea de un color o de otro.
Es curioso, y significativo, cómo ahora el Gobierno y Rubalcaba, bonachones y atrayentes, tratan de ganarse a los politizados chicos de tan indignante causa con un descaro electoral que ve el más lerdo. En todo esto hay algo muy sospechoso, que se presta a suspicacias y elucubraciones. Y es que, cinco días antes de las elecciones del 20-N, es cuando irrumpen en la tranquila vida social los indignados, tomando la Puerta del Sol y, desde entonces, siguen con su «indignada guerra», pero en ningún momento contra el Gobierno, responsable de la caótica situación social, económica y política que vive España. Y de la reivindicación pacífica, se ha pasado ahora a la violenta, como a diario estamos viendo.
¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Habrá que pensar si el sangriento preámbulo de las elecciones de 2008, ocurrido unos días antes también, pudo haber tenido algo que ver para dar un vuelco en las urnas? Aquí queda esta pregunta del millón. Y este comentario final. Los del 15-M amenazan ahora con manifestarse contra la visita del Papa, lo que nos demuestra cuál es el verdadero origen de su movimiento, y quiénes lo dirigen y alimentan. Y luego hablan de libertad y democracia. Bueno, si el PP llega a ganar las elecciones, que se prepare porque los indignados le van a declarar una guerra sin cuartel. Y Rajoy, pobre de él.
Y esta otra pregunta, también del millón: ¿quiénes son ahora los verdaderos indignados?
Ricardo Luis Arias, Aller
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