La feria taurina de Begoña es sagrada
El viernes día 5 de agosto de 2011 leo en LA NUEVA ESPAÑA las declaraciones de doña Carmen Moriyón –alcaldesa de Gijón para más señas– y, la verdad, que no me esperaba que tan insigne señora hable del sacrificio de los toros como si estos animales no sufrieran lo más mínimo cuando en las plazas construidas para ese fin son martirizados por los toreros y sus cuadrillas hasta la muerte. Una muerte horrorosa donde las haya.
Lo que más me sorprende es que la señora Moriyón siendo médico no esté más a favor de la vida que de la muerte aunque sea la de animales, de cuatro patas, y, menos aún, por una muerte con tan terrible sufrimiento como el que deben padecer los toros de lidia al ser ensartados sin piedad con media docena de banderillas, un rejón de muchos centímetros de largo y para concluir la «faena» con una estocada o varias.
Señora alcaldesa, ¿es que para divertirse hace falta cometer semejante barbaridad y escarnio con un animal indefenso? Usted habla de arte. ¿Dónde está el «arte» (no me atrevo a escribir la palabra arte hablando de tan sangriento espectáculo sin entrecomillarlo) en una salvajada de esa magnitud?
Por favor, señora: no confunda usted el arte con el triste espectáculo de toda una cuadrilla de personas torero incluido para matar a un pobre animal y de qué manera lo hacen; una vez más, he de recordar a doña María del Pilar Fernández Blanco de Avilés que en LA NUEVA ESPAÑA del lunes 31 de agosto de 2009 decía: «Los toros ni arte ni cultura». Una vez más le hago la pregunta a usted, doña Carmen, ¿dónde ve el arte en tan aberrante, brutal y bárbara masacre taurina?, de seguir practicándose esta crueldad continuaremos perdiendo credibilidad ante millones de personas que para nada están de acuerdo con tan sangriento y desastroso espectáculo.
De todas formas, si el horrible sacrificio al que se somete a estos indefensos animales es arte y cultura, deberíamos ir pensando en que Velázquez, el Greco, Sorolla y un larguísimo etcétera se hubieren dedicado sus tiempos a «emborronar» lienzos como mera distracción. Por poner un ejemplo. Sigo pensando, señora Moriyón, ¿cómo un médico como lo es usted puede estar a favor de semejante salvajada? Indudablemente, es usted muy libre de tener sus gustos y preferencias; simplemente, digo que me siento sorprendido, muy sorprendido.
Siga usted poniendo flores y ramitos de laurel para engalanar la plaza, señora Moriyón, de esta manera, el toro sufrirá menos al perder su sangre a borbotones por las crueles heridas que le practica el matarife de turno y sus ayudantes. Me cuesta creer que en España esté penado el maltrato a los animales, y, a la vez, el gobierno de turno mire para otro lado consintiendo las masacres tan horribles que les hacen a los toros. ¿Mucho dinero en juego?, es muy posible que un día imploremos por la paz y nos olvidemos del dinero. Espero que sea más tarde que pronto. Señora alcaldesa: le diré algo que puede «sonar» a ciencia ficción pero... Dado que la posibilidad de que no estemos solos en el universo puede ser real, imagínese usted que la Tierra fuere invadida por personas superiores a nosotros en todo, armamento, fuerza, etcétera, y nos vieran a los terrícolas como usted y otras personas ven a los toros. Sería estupendo, ¿verdad, señora? Para concluir solamente le diré que hay muchas formas de divertirse sin necesidad de recurrir a tan atroz espectáculo como es la lidia de los toros. Usted como médico tiene que saber que los toros sienten el dolor igual que lo sentimos los ¿humanos?... la diferencia está en que nosotros tenemos dos «patas» y no cuatro como esos desdichados animales. Un cordial saludo.
Sabino Álvarez Pazos
Mieres del Camino
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