El relevo de Alberto Aza
El diplomático Rafael Spottorno Díaz-Caro sustituirá el próximo 30 septiembre a Alberto Aza como jefe de la Casa del Rey. Aza Arias accedió en 2002 a la jefatura de la Casa del Rey, en sustitución de Fernando Almansa. Es diplomático de carrera y entre 2000 y 2002 fue ex director de la Oficina de Información Diplomática. Este diplomático que estuvo comprometido en muchas batallas de tipo político, de talante sosegado y tranquilo, es un asturiano de los pies a la cabeza. Aunque nacido en Tetuán por azar de la vida, a los 9 años se reincorporó a su Asturias, tierra de la que ha sido magnífico portador de la grandeza de lo humano y lo político. En estos últimos años, Alberto Aza fue jefe de la Casa Real y por motivos de edad debe dar paso ahora a una nueva persona.
Empezó su vertiente diplomática allá por 1962 en Gabón, pasando luego por diferentes embajadas y consulados de los cinco continentes. La mesura y la responsabilidad de este individuo sagaz ha sido de una gran trascendencia por su aporte a la vida ciudadana y política de nuestro país.
Yo tuve el placer de conocerlo hace aproximadamente unos 10 años. Y él fue quien me gestionó una entrevista para mí y para mi familia con Felipe de Borbón y Parma y con Letizia fuera del contexto de las audiencias. Ambos, por aquel entonces, nos decantábamos ya por dejar la responsabilidad sindical y diplomática, respectivamente. Solía comentarme que bastante había hecho en esta vida para que tener ya un relevo generacional como el que debemos tener todos los seres humanos, y más aún aquellos que hemos mantenido una responsabilidad institucional o política, pues requerimos y necesitamos un descanso para dedicarnos a nuestras familias y a nuestra cuestión cultural y lúdica.
Pasaron 4 años e hice caso a medias de aquellas palabras que me transmitió Alberto Aza. Y el 30 de septiembre de este año él lo deja para dar paso a un hombre conocedor de la Casa Real, como es Rafael Spottorno, antiguo secretario general de la Casa Real, y que goza de un nivel cultural y humano muy elevado. Como solía decir el señor Aza, su sillón queda bien cubierto por la categoría del que va a ser su sucesor.
Yo le he llamado en varias ocasiones al Palacio de la Zarzuela y siempre he tenido contestación a la petición que le formulase, bien fuera colectiva o personal. Decir adiós a un personaje tan relevante en la vida española y asturiana es una gran satisfacción, pues he tenido el gusto de convivir con una persona sencilla, intelectual y humana de un calibre poco contestable en los que hoy ostentan cargos institucionales o políticos. Tres aspectos han caracterizado su vida: coherencia, perseverancia y humildad. Esto fue lo que orientó a Alberto Aza a lo largo de su trayectoria, y que como habitual de los premios «Príncipe de Asturias» tendré ocasión de saludar en la próxima edición de los mismos. Porque personas como él no se hacen, nacen. Y Alberto Aza ha representado una singularidad entrañable para los que tuvimos la satisfacción de conocer y tratarlo de forma muy directa. Esperemos que la vida le ofrezca muchos años más entre nosotros.
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