Carta a un futuro Rey
Doña Letizia, en brazos del Príncipe. Éste es el título de una fotografía que he visto el miércoles día 3 de agosto de 2011 en primera plana de LA NUEVA ESPAÑA. El Príncipe don Felipe aupó a su mujer doña Letizia para subirla a bordo del barco con el que compite. En el desembarco, la cogió por la cintura, como se ve en la fotografía, y ya en el muelle le dio un beso.
Algunas veces una imagen vale más que miles de palabras y, sin duda alguna, al menos para mí, al ver con qué cariño don Felipe cogía en brazos a su mujer y le daba un beso con la misma delicadeza y dulzura con la que la aupó al barco, pienso que entre ambos cónyuges ha funcionado perfectamente la «química» amorosa, ya que el rostro de doña Letizia era todo un poema de amor, un amor manifiestamente compartido por su marido, observando, repito una vez más, con qué amor y cariño la tomaba en sus brazos para auparla al barco.
En este mundo en el que vivimos y en estos tiempos en los que nos ha tocado vivir, donde lo que más abunda son las guerras, la miseria y el hambre de millones de niños y mayores, las necesidades médicas no cubiertas para miles o millones de personas, los malos tratos matrimoniales y un largo etcétera, no resulta muy frecuente ver una demostración de amor tan exquisitamente sublime como la que se ha visto en la foto de la Nueva España entre el Príncipe y su mujer, la Princesa doña Letizia. Me atrevo a asegurar que nunca he visto a ningún rey demostrar un trato tan amable y cariñoso con su mujer como el que ha protagonizado el Príncipe don Felipe de Borbón y Grecia con la suya.
Mis pensamientos políticos nunca han estado aliados con la Monarquía, pero ante el inmejorable comportamiento y la manifestación de cariño observados en el Príncipe don Felipe para con su mujer creo con toda sinceridad y, sin duda alguna, que aplaudiré al futuro Monarca el día de su coronación como rey, que, espero y deseo, sea más pronto que tarde.
Finalizo este escrito con un cordial saludo para todas las personas de buena voluntad.
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