El Arqueológico y la rampa
Empezamos el mes de marzo con la impactante reforma del Museo Arqueológico. Pasen y vean.
Para gustos se hicieron colores, pero yo me imagino la restauración del cuadro de «La Venus del espejo», de Velázquez, y que el artista de turno le diera por ponerle un tatuaje, un pircing o un liguero. Qué cara le quedaría al respetable. Seguro que alguien diría que por fin se rompieron moldes; al igual que en el Arqueológico se rompieron estancias, puertas, ventanas, aleros e historia.
La comunidad benedictina del monasterio de San Pelayo solicitó una «rampa» para que puedan acceder a su iglesia inválidos y cochecitos de bebés, con un informe favorable de la ONCE. Esta rampa estaría situada al lado del Arqueológico, pero... atención: la Consejería de «Cultura» del Principado no ha dado el permiso para la construcción de esa rampa maldita. Quizá rompa el entorno del Arqueológico y la Catedral.
La vida da muchas vueltas y una rampa que no quiero hoy, la puedo necesitar mañana.
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