Las tribulaciones de una alcaldesa
Si ya hace días habían sorprendido las declaraciones de la reciente titular de la Alcaldía de Gijón en las que, entre otras cosas, manifestaba no encontrarse ubicada en su nuevo puesto como alcaldesa, la sorpresa se convierte en asombro al conocer que la Sra. Moriyón, pese a su compromiso de dedicación exclusiva en el Ayuntamiento, continúa ejerciendo la medicina en su condición de cirujana en la especialidad de mastología y, por si esto no fuera suficiente, también pretende continuar con su actividad docente en el Instituto de Estudios Mastológicos. Si a pesar del poco tiempo que lleva dedicada a la política, en la que todavía no ha tenido tiempo de demostrar su capacidad (ni tampoco su inepcia), se ha dado cuenta de que esto no es lo suyo, que su vocación va por otros derroteros, lo que tiene que hacer es presentar su inmediata renuncia y que corra el turno. La situación no está para hacer experimentos ni perder el tiempo, sino para trabajar con firmeza y acierto, con objetivos e ideas claras, y resolver los múltiples problemas que afectan al campo de su competencia.
Si el concepto de trabajo a tres turnos de los cargos electos de Foro Asturias, tantas veces utilizado por Cascos, supongo que para hacer hincapié y poner mayor énfasis en la intención de dedicarse con la mayor intensidad posible al ejercicio de sus responsabilidades políticas, es el que se refleja en la Sra. Moriyón –un turno para continuar con su profesión habitual, otro para la divulgación y enseñanza y, finalmente, un tercero para la política–, estamos ante una más de tantas declaraciones anfibológicas a las que nos tiene acostumbrados una clase política con pocos escrúpulos y, por supuesto, no esperadas de una nueva formación que proclama venir a poner orden ante tanto desconcierto. Puestas así las cosas, ya no sorprende tanto la desubicación que padece la regidora del Ayuntamiento de Gijón, que, en un momento de alienación freudiana, puede terminar operando un informe y archivando un paciente.
Dado que la política tiene que ser algo más serio que una aventura pasajera, es de esperar que la dirección de Foro tome medidas inmediatas y, sin titubeos, corte de raíz este tipo de comportamientos, como condición sine qua non para que no pierda la confianza que muchos asturianos depositaron en su opción. Cuando se crean muchas expectativas, las posibilidades de decepcionar también son muy altas. Por el bien de Asturias, esperemos que no sea este el caso.
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