Cascos me está decepcionando
El pasado 22 de mayo se celebraron elecciones autonómicas, y en ellas se produjo un resultado histórico; por primera vez un partido diferente del PSOE o el PP ganaba las elecciones en Asturias, el partido Foro Asturias (FAC), liderado por Francisco Álvarez-Cascos, del que era candidato a la Presidencia del Principado.
Ese mismo día los asturianos decidieron que la persona que querían que fuera el presidente que sacara a Asturias de la situación en la que nos han colocado los sucesivos gobiernos socialistas debía ser Francisco Álvarez-Cascos, FAC.
Pues, bien, la ilusión existente en la ciudadanía asturiana por el cambio liderado por Cascos parece que se ha tornado en decepción. Hoy muchos de los que le votaron ya están cuestionándose si han cometido un error, y alguno ya muestra abiertamente su total decepción por la forma de actuar que ha tenido durante este tiempo. Su poca prisa para tomar posesión, la lenta formación del Gobierno, la desinformación tras los consejos de Gobierno semanales y la designación de ex altos cargos socialistas en su Gobierno son algunos de los ejemplos que ponen sus votantes «tipo».
A mí, personalmente, me ha decepcionado, primero, por no haber alcanzado un acuerdo con el PP que diera estabilidad a su Gobierno los cuatro años y así poder dar solución al paro, problema real de Asturias, con las recetas que ya utilizó el PP en la época de Aznar, y también porque pensé que Cascos era una persona cercana a la gente (no sólo en campaña) y que también era cercana a los católicos, por cierto, muchos de sus votantes lo son, y practicantes.
Pongo dos ejemplos, el pasado fin de semana se le esperaba «casi bajo palio» en el Descenso a nado de la ría de Navia, y no acudió. El domingo también tenía sitio en Oviedo, en la misa con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud que se celebraba en Madrid, pero tampoco asistió.
Esto me lleva a pensar que lo que en campaña y tras la victoria de Álvarez-Cascos parecía un nuevo y prometedor futuro para Asturias se está convirtiendo ya, casi noventa días después, en una gran decepción para los asturianos.
José Ignacio Afonso López, Oviedo
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