Matraca, matraca...
Recordatorio. La paciencia hace más llevadero aquello que no tiene enmienda. Horacio.
Deciros, reiteraros una de un músico de orquesta baratilla y el director de la misma: «Maestro, ¿y ahora qué tocamos?». Y el director: «Venga, hombre, usted sabe que tenemos escasísimo repertorio; así que tocaremos la misma pieza que tocamos anoche cuando abrimos la verbena, pero recargada de bombo». Y dicho y hecho, o sea, que a continuación dale que te pego con el raca, raca de la matraca...
Érase una vez. Una vez que desde años ha ciertos dirigentes de algunos partidos políticos vienen indicando a sus militantes que de suprimir el raca, raca, raca con la matraca nada de nada. ¿Verdad que de eso ni hablar?
–Maestro –insistía aquel músico– ¿qué tocamos?
–¡Cómo que qué tocamos! Ya os lo he dicho, la misma de siempre, además del raca, raca, raca recargada de bombo a tope....
Punto final. Despedida y cierre, hoy (ayer, 13.13 horas). Quienes vais a estar en carretera o ya estéis de vuelta a casa, felicidades. Id y volved, verbigracia, con «ojo al parche» y que no tengáis ni tan siquiera un pinchazo... Ojalá, ojalá, ojalá...
Ahora sí: bajamos la persiana del ordenador. Apagado queda.
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