El entierro de la juventud
Se preguntaba Benedetti hace ya unos cuantos años qué les quedaba a los jóvenes venideros de este mundo que avanza hacia sinuosos y oscuros derroteros. Desde el área de juventud de USO Asturias nos preguntamos hoy lo mismo al conocer la noticia de la supresión del Instituto Asturiano de la Juventud, último bastión de representatividad del movimiento asociativo juvenil asturiano.
Amparándose en una serie de recortes económicos válidos para otras direcciones generales de especial relevancia que el Principado había conservado hasta hoy, da carpetazo a las políticas de juventud en esta comunidad, tan necesarias, frescas y novedosas como lo habían sido hasta ahora.
Si bien es cierto que el gobierno anterior ya había restado competencias a un IAJ un tanto marchito y carente de una dirección firme en su línea de actuación, la decisión del actual presidente del Principado soslaya cualquier esperanza de reconvertir y actualizar un órgano que debiera ser refugio del movimiento asociativo de la juventud de esta región.
Aún soy capaz de recordar a un Cascos que promulgaba el compromiso que el Estado debía tener hacia los jóvenes, «verdadero motor del cambio en Europa y en España». Elementos regeneradores. Así los catalogaba. No se qué pretende que regeneren desde la situación a la que acaba de condenar a una parte de esa juventud que tanto admiraba. Me duele especialmente el resurgir de las prehistóricas promesas electorales, reconvertidas en polvo y cenizas cuando los ilustrados políticos se suben a la poltrona del poder. Gente siniestra que ha hecho de la política su forma de vida y de nosotros su negocio, desvalijando el país llevándose por delante las instituciones en su ávida carrera por el dinero y el poder. Y con esto no quiero referirme a la nueva comitiva que preside nuestra comunidad. Es un error mil veces repetido por anteriores gobiernos y que el recién parido pretende seguir perpetuando.
Pronto le llegará el turno al ámbito de la solidaridad, con una Agencia de Cooperación descoordinada y sin poder efectivo, que aparenta, al igual que la juventud, ser relegada a un mero órgano de servicio dependiente. Qué será lo siguiente.
Sigo pensando en Benedetti, cuando debatía consigo mismo sobre los jóvenes, valorando que sobre todo les queda hacer futuro a pesar de los ruines del pasado y los sabios granujas del presente.
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