¿REFORMAR LA CONSTITUCIÓN?
No es la primera vez que escuchamos voces que quieren reformar la Constitución, aprobada por las Cortes, en sesiones plenarias del Congreso de los Diputados y del Senado, el 31 de octubre de 1978 y refrendada por el pueblo español, en referéndum nacional, el 6 de diciembre del mismo año. La penúltima iniciativa en ese sentido creció al calor de la ofensiva feminista de algunas ministras de los gobiernos de Zapatero. Recordará usted que se habló bastante sobre reformar la Carta Magna para que tuvieran los mismos derechos sucesorios el primogénito que la primogénita de la Corona. Nosotros ya nos manifestamos en contra en su día, tanto por la aprobación de leyes y normas discriminatorias para los hombres, como la del aborto o las cuotas, que son claramente anticonstitucionales, como por la pretensión de abrir el melón constitucional para introducir cambios parciales que no resisten la mínima discusión. ¿Por qué se quiere igualar, por ejemplo, los derechos sucesorios de los sexos y no de las edades? ¿Por qué tendría más derecho a reinar la primogénita que el benjamín? En una constitución moderna, como la nuestra, donde los derechos de los ciudadanos son iguales para todos, sin discriminación por sexo, edad, raza, religión o ideología política, la Monarquía está metida con calzador, porque se rige por otros parámetros. El Rey está al margen de las leyes que existen para el resto de los mortales y la Monarquía también tiene unas normas propias, ¿la vamos a cuestionar también? De momento parece que la mayoría no está por esa labor, así que lo más sensato es dejar las cosas como están.
Pero lo que nos ha presentado el martes 23 de agosto el presidente Zapatero en el Parlamento es aún más fuerte. Se pretende limitar el déficit presupuestario de todas las administraciones públicas e introducir esta norma en la Constitución. Ya hace tiempo que nos dimos cuenta que D. José Luis es discípulo de Groucho Marx, estos son mis principios, pero, si no les gustan, tengo otros y ahora, seguramente presionado por Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, quiere hacer lo que, con chanzas y carcajadas socialistas, se desestimó cuando lo propuso Rajoy. Coherentemente, el líder del PP ha pactado el asunto y los nacionalistas de derecha también se han sumado al acuerdo.
Es un error gravísimo, primero, porque a la canciller alemana y al presidente francés nadie les ha dado la prerrogativa de gobernar la UE, por mucha fuerza e influencia que tengan esos dos países; segundo, porque el techo del déficit público se puede regular perfectamente con una ley ordinaria, porque las circunstancias económicas y sociales pueden variar y la flexibilidad de la norma es lo más sensato y tercero porque, si no al tiempo, una vez que se abra el melón constitucional se abrirá la caja de Pandora.
La gente cabal no puede tragar también con esto.
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