De la alcaldesa Moriyón
No hace mucho tiempo que es alcaldesa de la villa de Xixón la señora Moriyón, (¡vaya!, me ha salido sin pensarlo un denostado pareado, y con éste van dos marchando). A duras penas, lleva el gobierno de Carmen Moriyón tres escasos meses en la palestra y ya le han salido más críticas a nuestra alcaldesa que a todos los gobiernos habidos y por haber desde que estamos en democracia.
Es lógico que la oposición critique el mal gobierno de su oponente, que ofrezca alternativas, que exija cuentas y explicaciones; es más, es de obligación dar toques de atención si el partido que está en el poder no trabaja por el bien común de todos los ciudadanos y de todas las ciudadanas de la ciudad de Xixón, a esto no hay nada que añadir, nada que objetar. Pero otra cosa mariposa es que un día sí y otro también cada cosa que hace, que dice, la reciente regidora se analice con una lupa que ya quisiera tener a mano cualquier paleógrafo ávido de transcribir cualquier documento de endiablada letra, la cortesana por ejemplo, sin ir más lejos.
La alcaldesa Moriyón, llama mucho la atención, a derecha y a izquierda, a moderados, y progresistas, a exaltados y librepensadores, a intelectuales, y conservadores, ¿por qué?, pues lisa y llanamente porque es diferente. Por eso me gusta la alcaldesa de Gijón, porque es diferente. Ha llegado a regidora sin ínfulas políticas, con ideas de cambio, con ganas de aportar una regeneración desde arriba, lo que demandaba una gran mayoría de la ciudadanía. ¿Seremos capaces de ofrecerle nuestra confianza, la que le ha dado una gran parte de los ciudadanos de Gijón que la han votado?, ¿sabremos ir caminando a su lado, sin prisa y sin pausa, exigiendo que cumpla lo que la mayoría de los ciudadanos queremos para nuestra villa jovellanista, o vamos a seguir la machacona cancioncilla que resuena en nuestros oídos, poniéndola a parir, un día y sí y otro también, como si hubiera cometido algún acto poco ético, o se rascase la barriga aparcando los plenos y poniendo en peligro el buen regimiento de este Gijón tan nuestro?
Siento de veras no haber dado mi voto a la nueva regidora de Gijón. Que se necesitaba un cambio, una regeneración política, eso era evidente, se palpaba en el ambiente. Era tan necesaria una bocanada de Nordeste en «esti Gijón del alma» que una gran mayoría aplaudió la generosidad de Pilar Fernández Pardo, quien hizo posible con su apoyo que Carmen Moriyón pudiera asir el bastón de mando de nuestra villa.
La alcaldesa de Gijón dedica sus horas de trabajo en exclusiva al Consistorio, a la política, ya saben, a la politeia, que decía Aristóteles, a la ciudadanía, al bien común, y en su tiempo libre se dedica a operar de cáncer de mama, casi nada, y lo hace sin remunerar, ya saben al bien hacer sobre una ciudadanía que padece una cruel y tremenda enfermedad, de la que «hoy en día se sale», lo sabemos bien. No entraré en la legalidad, de la exclusividad de las funciones políticas, no soy jurista, pero sí abogo por la libertad de ejercer la ayuda a los demás y máxime de manera altruista. Y si nuestra alcaldesa es una buena cirujana oncóloga, que puede ayudar a una parte de la ciudadanía que padece esta enfermedad, bienvenido sea el tiempo de ocio que ocupa Carmen Moriyón en operar de cáncer de mama, aunque esta función la realice en un centro privado. Bueno sería que cundiera el ejemplo.
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