Nos alegramos, «Lara»
Recordatorio. «No tiene el mundo flor en tierra alguna, ni mar en ninguna bahía perla tal como un niño en el regazo de su madre». T. S. Eliot.
Ayer fue uno de esos días que temprano –como casi siempre– le dimos la primera ojeada/vistazo a nuestro periódico, leyéndolo después de punta a cabo, prestándonos aquello con lo que nos quedamos, verbigracia, «Lara», después de cinco días (dice Raquel L. Murias, página 24 del recién pasado miércoles), la osa «Lara», (ya sabéis su historia) «al menos de momento parece que no tiene ninguna gana de volver a vivir con los humanos, a pesar de que le salvaron la vida. Ella está feliz, feliz en el monte». ¡Ay, la libertad! Ésta no tiene intercambio con nada en este mundo. ¿Verdad, «Lara»?
Amables lectores, por hoy (ayer, 20.33 horas), es todo lo que nos apetecía teclear. En cuanto a los parricidas –personas, ¿personas?, que son capaces de matar a sus descendientes renacuajillos; también a sus propios ascendientes y, asimismo, a la cónyuge–, ¿qué pensar para tales asesinos sino la privación de libertad de por vida?
Despedida y cierre.
Érase una vez.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo