Enhorabuena, señorías
Enhorabuena Señorías del PSOE y PP, en menos de tres días se han puesto de acuerdo en algo tan trascendental en estos momentos como la regularización de los futuros endeudamientos de los entes públicos, del control del déficit de las distintas Administraciones.
Es evidente que era necesario, casi imprescindible, llegar a un acuerdo para reformar la Constitución y así dejarse de zarandajas y que ayuntamientos o comunidades autonómicas, cuando toca apretarse el cinturón, despilfarren ingentes cantidades de dinero en obras faraónicas, a mayor gloria del político inaugurador de turno, que bien pueden esperar épocas más boyantes.
Es admirable como, cuando se ha oído por activa y por pasiva lo contrario, estos dos partidos políticos son capaces de sacrificar sus principios por el bien común de los españoles.
Claro que viendo los antecedentes me surge una inmensa duda: ¿No será que el gobierno central actual teme que las autonomías, en manos del principal partido de la oposición, le impidan remar en la dirección que ayude al sucesor del vigente Presidente del Gobierno, y que el PP, viéndose ya en la Moncloa tema que algunos ayuntamientos o comunidades socialistas le agüen la fiesta del previsible triunfo electoral?
¿Habrán sido los mercados, esos entes omnipresentes, los muñidores que han conseguido lo que ni el Rey, ni Dios, ni plebeyo ni ateo han sido capaces de lograr?
Mi enhorabuena señores del PP y del PSOE por este logro, pero panda de inútiles interesados, sectarios, mientras tanto tenemos:
1) La justicia hecha unos zorros y cada vez que toca renovar el Tribunal Constitucional se comprueba una Institución absolutamente politizada, deslegitimada para la labor para la que fue concebida; un intercambio de cromos que produce nauseas.
2) La enseñanza, pilar fundamental sobre el que debe fraguarse nuestro futuro y que debe mejorar en valores, implicación, esfuerzo y trabajo, al pairo del gobierno de turno que llega al poder e intenta introducir sus señas de identidad modificando, cuando no sustituyendo, el modelo educacional vigente.
3) El empleo, desempleo, que es una de las lacras actuales de nuestro País y que son incapaces de controlar ninguno de los dos partidos mayoritarios allá donde gobiernan.
4) El modelo del estado de bienestar que debemos disfrutar todos, y que cambia en la balanza según soplen de un lado u otro; unos recortan por acá, los otros por allá; unos dicen y no hacen y los otros no dicen pero deshacen.
5) La sanidad que según unos está en bancarrota, vamos que no nos podrán recetar ni una simple aspirina, y para otros goza de una salud envidiable. Claro que cuando cambie el partido en el poder, las cañas se tornarán lanzas.
¿Es tan inconcebible que construyan en lugar de destruir, que unan en lugar de dividir? Si, por eso resulta paradójico que en esta ocasión se hayan puesto de acuerdo en tan corto espacio de tiempo. Porque aquí lo que importa no es el interés general sino el número de votos que con un discurso zafio, una zancadilla al contrario, o un boicot oportunista, voy a lograr.
Y si para ello debo mentir, calumniar, ensuciar la imagen o empeorar la idea que de España perciben en el exterior, no importa, lo realmente valorado es el rédito electoral que se consiga, para eso están sus voceros: los blancos, saenz de santamarías, pons, cospedales, rubalcabas, incluso los guerras o mayores-orejas. Atizarle al contrario, que casualmente nunca hace nada bien, es el deber de todo político que desea medrar, hacerse un sitio en este mundo caciquil, insolidario y destructivo.
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