El destino de los detenidos en Guantánamo
A raíz del anuncio del ministro Moratinos, en relación con la posibilidad de que España admita a detenidos procedentes de Guantánamo, se ha generado un intenso debate en la calle y los medios. En mi opinión, el gobierno y la sociedad española deben acogerlos.
A un número considerable de ellos ya se les ha dicho que van a quedar en libertad sin cargos. Sin embargo, unos 60 detenidos inocentes no pueden volver a sus países, porque corren peligro de sufrir torturas u otras violaciones de derechos humanos, o simplemente porque son apátridas. Necesitan, por lo tanto, un lugar donde ir. La acogida humanitaria de estas personas facilitaría su protección física y legal, para que puedan reconstruir sus vidas, sin peligro de que se sigan violando sus derechos. Además deberían poder residir legalmente en el país de acogida, reunirse con sus familias y reintegrarse en la sociedad.
Desgraciadamente, Guantánamo representa un episodio negativo en la historia de los derechos humanos y, de esta manera, España podría contribuir a que concluya de la forma más digna posible.
Francisco Javier Fernández López es presidente de Amnistía Internacional en Asturias
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