Psicología de masas, de pandereta
Estos políticos asturianos nunca dejarán de sorprenderme. La escasez de recursos intelectuales dirigidos hacia la recuperación económica contrasta con la verborrea que manifiestan a diario en esos cruces de acusaciones estériles y que solo persiguen ampliar la nómina del voto.
Mientras la sociedad se mueve y les reclama políticas sociales con criterios sostenibles, ellos a lo suyo, que es paralizar hasta la indecencia el progreso de esta región llamada Asturias.
Pero cuándo se darán cuenta que el ciudadano también tiene un cerebro rebosante de redes conceptuales que les hace ver los tiros cuando éstos aún no salieron por el cañón de la escopeta.
El PP, por boca de su insigne presidente, acusa a Cascos de intentar dividir, una vez más, el voto de centro-derecha. Pero será poco ocurrente este señor. Cascos, sabemos todos menos Ovidio Sánchez, busca alcanzar, otra cosa es que lo consiga, un grupo parlamentario en Madrid, de carácter asturianista que le favorezca el objetivo de llevar a cabo sus políticas educativas, sanitarias, en infraestructuras, etc, etc, y que le dé réditos suficientes para mantenerse en el poder de la política asturiana el mayor tiempo posible, que a juzgar por la falta de argumentos sólidos de la oposición, será mucho. Esperemos que no demasiado.
También se acusa a Cascos, esta vez desde las filas socialistas, de pretender una vendetta contra Mariano Rajoy, para solucionar el pleito que mantienen ambos desde que Mariano le negara ser cabeza de lista en las pasadas autonómicas y que todos sabemos cómo terminó el pulso.
Vamos a ver, las intenciones de Cascos las conocen él y sus próximos, lo demás son suposiciones no carentes de cierta lógica pero que al ciudadano medio se las traen al pairo. Lo que de verdad importa es el mantenimiento del Estado del Bienestar mediante la creación de puestos de trabajo que, según parece, un socialista de nombre José Luis y de apellido Zapatero, pretende cercenar, de la mano de su socio Mariano Rajoy, modificando la Constitución, es decir, la Carta Magna que nos dimos de forma consensuada todos los españoles. Esto a mí me da el mismo repelús que si un par de zafios quisieran reparar el cuadro de Las Meninas.
En definitiva, que Asturias se encuentra en una encrucijada política determinada por un partido de nueva creación que sustenta al Gobierno del Principado y tres partidos opositores adocenados después de tantos años de inactividad política. No saben hacer otra oposición distinta a la defensa del voto por la vía de la psicología de masas, de pandereta.
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