A buen entendedor pocas palabras bastan
Para empezar voy a hacer alusión a la investidura de Nicolás Sarkozy.Esto ocurrió aproximadamente hace cuatro años y bajo mi punto de vista es uno de los discursos más lapidarios que un político haya hecho jamás, podemos estar de acuerdo o en desacuerdo, pero estoy convencido de que a muchos nos recordará la realidad política española.
Comienza su discurso con: hoy hemos derrotado la frivolidad y la hipocresía de los intelectuales progresistas, y expone entre muchas otras cosas que estos han inculcado durante muchos años, que todo es igual, tanto lo bello como lo feo, tanto las buenas formas como las malas prácticas. Expone que han asesinado la ética y los escrúpulos, y han consolidado una sociedad en la que la hipocresía prevalece por encima de todo. Una izquierda que defiende lo público pero que no hace uso de ello, permitiendo las grandes indemnizaciones a los grandes depredadores.
Cito este discurso porque hoy mismo he podido leer en algún diario, que el Psoe acusa a Cascos de ingeniería financiera al hacer su declaración de patrimonio. De este modo veo una gran similitud entre nuestros vecinos galos y nosotros, ya que el Psoe está condenando una transparencia política, cuando fueron ellos los que practicaron las artes oscuras, y el tiempo ha dejado claro de que ellos no son un modelo a seguir.
¿Qué tipo de ingeniería ha hecho algún ex concejal del Psoe de Gijón, muy relacionado con el mundo de la hostelería para adjudicar los espacios municipales?¿Será tal vez ingeniería del dedo?
¿Qué tipo de ingeniería ha hecho un antiguo ex concejal de urbanismo, para favorecer a sus pupilos, y salir impune de ello?¿Será quizás ingeniería de la simpatía?
¿Qué tipo de ingeniería ha hecho el Psoe de Gijón, para multiplicar por diez el precio de los terrenos de la Zalia,que curiosamente algunos compraron antes de las recalificaciones? ¿Puede ser ingeniería de la casualidad?
Por último hacer alusión a una cita de Abraham Lincoln: Podrás engañar a todos durante algún tiempo; podrás engañar a alguien siempre; pero no podrás engañar siempre a todos.
A buen entendedor pocas palabras bastan.
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