El Carmen de Torazo
Cuando un amigo me invitó con insistencia: "te va a gustar mucho" a asistir a El Carmen de Torazo, poco me imaginaba qué podía tener para merecer tanta ponderación (yo pensaba... una fiesta de pueblo... pobre necio de mí, con mi espíritu universitario y científico). Y... ¿qué vi?. Algo singular y notable.
Todo empieza con las bandas, de gaiteros y de metales, dando el tono a la festividad, preparando la misa de las 12:30. Misa solemnísima, con coro qué buen coro, qué gusto con instrumentación clásica y, aparte, una banda de gaitas para el himno de Asturias entrañable y solemne momento.
La iglesia llena; es decir: un buen número de fieles tuvo que asistir desde fuera del templo porque incluso de pie no había más sitio. Hermoso templo y hermosa restauración, todo sea dicho.
Sigue la procesión solemne (tras el sermón en la plaza), en la que participaba todo el pueblo. Y muchos de los foráneos. Con piedad y gozo. Los amortajados: ¡ah!
La puya-subasta festiva y ambale de los ramos (se contaron treinta y cinco) para sufragar los gastos de la Cofradía. No sé lo que cuesta un pollo, pero alguien dio 300 euros por uno. Sí me consta que ninguna de las dos boroñas costaba ni 350 ni 400 euros (que fue lo que se pagó por ellas). Se ve que, incluso en tiempos de crisis, la Cofradía del Carmen es algo importante para el pueblo de Torazo. Me dijo además un conocido historiador que esto no es nuevo, lleva haciéndose varios siglos. Singular, notable y generosa manera de vivir la devoción... ¿Cuánto me cuesta ser católico? Pues allí hubo gente que se dejó una buena fortuna. Y hubo mucha gente que dejó pequeñas cantidades: lo que podían.
Pero sin duda la guinda fue que, al toque de campana, a eso de las siete de la tarde, se congregó un buen grupo de nuevo para devolver la imagen del Carmen a su iglesia (desde la capilla adonde se llevó por la mañana). Más aún, al pasar la procesión precedida de la banda de vuelta junto a una carpa en que otros estaban terminando la sobremesa o merendando, todos se levantaron en señal de respeto a la Virgen y guardaron un emotivo silencio.
Sencillo, alegre, fervoroso y ordenado: bello. No sé si la autoridad correspondiente considerará que esta fiesta es de interés turístico (que sería lo lógico). Desde luego, sin pretender desmerecer, si el Toro de la Vega de Tordesillas y no digamos la Tomatina de Buñol lo son, me parece que esta manifestación cultural, religiosa y artística lo es, sin duda alguna.
Gracias a Torazo por su fiesta y a todos los que la hacen posible.
Pedro Fortuny Ayuso.
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