La pita de Claudio y el saco de Sergio
Amigo Claudio:
Te conozco desde hace muchos años. Cuando leí en LA NUEVA ESPAÑA lo de «tu pita», al momento me solidaricé contigo y recordé «mi saco».
Te cuento: mi negocio es turístico y también tiene tienda. Tú sabes que antes, no sé si ahora se sigue haciendo igual, los panaderos traían el pan en los sacos de la harina que gastaban. Bien..., llega el panadero y deja el saco en la parte de atrás del mostrador. Seguido entra un señor que dice ser inspector y levanta un acta en la que dice que despachamos el pan estando éste en el suelo, sin ninguna protección. ¡Mentía como un cosaco! Él vio el saco en el lugar en el que lo había dejado el panadero y, por mucho que le hice ver que estaba equivocado, siguió erre que erre con lo mismo.
Llegó la sanción... ¡25.000 pesetas de entonces! Hice recursos y nadie me oyó; era su palabra contra la mía y, al fin, pagué porque no quería quemarme más sangre.
Por aquellas fechas estaba yo en una cafetería en Oviedo (en un centro comercial) y desde mi mesa observé que se estaban despachando chorizos y, justo debajo del gancho de que pendían, en el suelo, había un recipiente con basura (era uno de los mejores comercios de Oviedo). Yo me acordé del saco, de la injusticia, del inspector y de toda su familia.
Estas gentes que no son capaces de captar las sensibilidades de los pueblos, el vivir de entonces, que carecíamos de tanto, eran como carroñeros, incapaces de hacer nada en la vida y sí de meterse con los que honradamente estábamos trabajando y haciendo patria (que era difícil) y creando unos puestos de trabajo que tanto se necesitaban.
Claudio, un abrazo y te visitaré, pues en tu zona vive un señor al que leo siempre y que, con su pluma, defiende el vivir de los pueblos y resalta las cosas buenas que en los mismos hay.
Creo que es el mismo que en una ocasión, hace muchos años, escribió en su periódico lo que vio en el camping La Regalina.
Os veré pronto, un abrazo.
Sergio José Gutiérrez Rodríguez, Cadavedo
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