El Bazar Chino: Ejercicio para el mantenimiento intelectual.
Quiero pedir disculpas antes de comenzar mi artículo si en algo pudiese ofender a ciertas personas que pudiesen verse representadas en la parodia que voy a contar.
Hoy me he dado cuenta, que visitar un bazar chino puede ser un ejercicio de destreza intelectual de valor incalculable. Me refiero con ello a que personas con dificultades para la orientación, la memoria o el cálculo sencillo pueden obtener de visitas programadas al bazar chino de un entrenamiento propio del mejor Centro de día.
En mi visita a un local de magnas proporciones, me he encontrado con distintos tipos de personas. La primera, una señora de unos 80 que hablaba sola tratando de hacer cálculo de cuantos objetos tenía que comprar para regalar a alguien que seguramente serían sus nietos. Al verme trató de meterme en sus cálculos, cosa que esquivé con una frase apropiada estaba buscando. y seguí a mi ritmo, en busca de algún objeto que me sirviese para mis propósitos.
Un laberinto de pasillos con millares de objetos diferentes colocados en estanterías de múltiples baldas desde el suelo hasta el techo hace que pierdas la referencia espacial de donde te encuentras. Me recordaba el libro de José Saramago, Todos los nombres donde el funcionario del registro se ataba un cordel cuando tenía que visitar las profundidades del laberinto de pasillos, so pena de perderse y morir de inanición sin que nadie pudiese auxiliarle.
El bazar chino como medida de rehabilitación terapéutica para personas con deterioro cognitivo leve o para entrenamiento de aquellos que notan pérdida progresiva de sus funciones intelectuales debería formar parte de los programas de rehabilitación del intelecto. Un par de visitas semanales, iniciándose con bazares pequeños y progresando de categorías hasta llegar al Gran Bazar (no hace falta ir a Estambul). Se podrían añadir habilidades como buscar determinados artículos, determinando el tiempo que se necesita y registrando la mejoría que se consigue de una sesión a otra.
Por todo lo anteriormente escrito, propongo las visitas al bazar chino como parte del mantenimiento y rehabilitación intelectual de las personas.
Como precauciones a tomar, lavar las manos después de tocar los objetos almacenados, se impregnan de un perfume sospechoso de posible toxicidad (ya sabemos como se las gastan algunos productos de la China).
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