A Blanca González-Ventanova en el recuerdo
Resulta complicado encontrar las palabras para despedirse de una persona que ha formado parte de tu vida; podría extenderme recordando las mil cualidades que ella tenía, más no me parece necesario, pues no hay verdad más cristalina que aquella que brotó de nuestros ojos al comprender que la habíamos perdido.
Sólo decir que Blanqui era una de esas personas a las que resulta irremediable querer. Aún me pregunto si en cada uno de sus innumerables viajes cargaría con una maleta vacía tan solo por traer algo a cada uno de nosotros. Nadie puede negar que su generosidad no tenía límites...
Incluso con el paso de los años conservó a su lado a sus grandes amigas. Volaron junta a ella a un sinfín de destinos e incluso cargaron con alguno de sus pequeños sobrinos en más de una ocasión, y permanecieron cogiendo su mano hasta el último momento.... Ayer se me hizo el alma pedazos con cada una de las lágrimas de sus inseparables amigas Lolina y Mª José al comprender que no existe fidelidad más grande que aquella que proporciona una amiga de toda la vida.
Fue la inseparable compañera de su madre, una vida entera tomando junto a ella el primer café de la mañana.... Sobra decir que ambas se querían, pero no se trataba simplemente de eso, era una relación especial. Al final una se transformó en el chaleco antibalas de la otra, ayudándose así a ir llevando los duros golpes que te va dando la vida, en fin, como ya dije era una relación especial.
Su vitalidad era indiscutible, al igual que su cabezonaría, pues incluso sin casi mover las piernas se empeñó en venir aquí, a Tapia, sin duda alguna si hay algo por lo que ella realmente sufrió fue por no haber podido pasear ese verano por la playa... incluso ya en cama, sin fuerza para levantarse preguntaba cada mañana si había salido el sol.
Podría continuar enlazando un sin fin de palabras bonitas, procurando que creáis que se trataba de una persona perfecta, pues no era perfecta.... tenía sus cosas, en más de una ocasión logró ponernos a todos de los nervios, más tenía una cualidad de la que ninguno de los que realmente la conocíamos tenemos duda alguna; era una excelente persona.
Es dicha cualidad la que hace que se nos encoja el corazón en estos momentos y es esa la razón por la que no encontraremos jamás la forma de decir adiós, pues su recuerdo caminará junto a nosotros el resto de nuestras vidas.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo