Sí a la custodia compartida
Desde que mi mujer decidió unilateralmente separarse, y después de ejercer durante seis años como padre en pie de igualdad, se decide por ley, y con el consentimiento de la madre, administraciones, jueces, fiscales, etcétera, algo ciertamente grave: arrebatarle el derecho a una hija de estar con su padre, y al padre a ejercer como tal y estar con su hija, sin pensar en el daño moral que para ambos representa, sólo por que la ley, hasta el momento, ampara de una forma sin sentido alguno los intereses de la madre, que no son otros que los mismos que los del padre. A éste, sin el amparo de la justicia, a la que tiene que demostrar todo, se le menosprecia y se le piden cuentas, incluso se le dicta sentencia antes del propio juicio.
Pues bien, este verano he ejercido el derecho como padre, después de ver a mi hija durante un largo año solamente una tarde a la semana y un fin de semana alterno; hemos estado juntos seis semanas, la mitad de las vacaciones, hemos disfrutado del derecho a estar juntos, de vernos y de sentirnos padre e hija sin nada que nos lo impida, con nuestras diferencias y tensiones, abrazos y risas.
Ésta es una pequeña voz que pide la plena igualdad, y no sólo la igualdad que interesa a las asociaciones de mujeres, partidos políticos, justicia y demás «fauna»; una igualdad que no es sólo para los padres, sino también para los hijos, que son a los que realmente se priva de este derecho básico, y que prevalezca el sentido común sobre cualquier otra cosa.
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