Barracas
El otro día me encontré con un amigo que vive en la calle Ramón y Cajal, en pleno corazón de Oviedo, en el ombligo de los chiringuitos de las fiestas de San Mateo.
Comentando la comodidad y los inconvenientes de vivir en una zona tan céntrica, salió a colación el problema que los vecinos del paseo de la Losa tienen con la instalación de las barracas en su barrio. Este amigo y yo estamos de acuerdo en que protesten y en que se controle la megafonía, pero de esto a que impidan la instalación hay un abismo.
Mi amigo, que además de buen amigo es buen vecino y buen ciudadano, refiriéndose a él y a los vecinos de su entorno, me recordó la famosa frase de Churchill «Nunca tantos debieron tanto a tan pocos».
No sé qué fuerza pueden tener los vecinos de la Losa para que el Ayuntamiento les haga tanto caso.
Lo que tampoco sé es la explicación que puedo dar a mis nietos cuando me pregunten: «Abuelo, ¿por qué no hay caballitos? Si les digo que es por la crisis, no lo entenderán. Si les digo que es por el capricho de unos pocos que quieren impedir que otros muchos disfruten de unas atracciones tan emblemáticas y tradicionales en las fiestas de San Mateo, tampoco lo entenderían.
Mi amigo y yo esperamos que la sensatez y buena convivencia prevalezcan, y los niños puedan disfrutar de los caballitos.
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