Tercermundismo sanitario
Quiero explicarles lo que ha ocurrido recientemente en mi familia y cuyo resultado ha sido el más trágico que cabría esperar.
Un queridísimo miembro de mi familia, un varón de 44 años sin ningún tipo de enfermedad, ingresó en la uci del Hospital Central de Oviedo tras un accidente laboral. Tenía graves traumatismos, pero ninguno de ellos incompatible con la vida; es más, se nos informó de una recuperación donde, salvo complicaciones, no iba a quedar ningún tipo de secuelas. Tras varios días en esta unidad y con evidentes muestras de estabilidad e incluso ligera mejoría, contrajo una bacteria hospitalaria, el peor problema que se puede presentar, y que llevó al fatal desenlace.
Y yo me pregunto ¿no es éste un lugar donde el enfermo debe de estar protegido? Lejos de esto lo que me encontré me pareció irreal. Una sala donde ocho o diez pacientes de distintas patologías se encuentran hacinados sin ningún tipo de aislamiento entre sí. Donde la sala de visitas es un mercadillo donde la gente habla a voces, donde pueden entrar al lado de los pacientes todos los familiares, alternativamente de dos en dos pero sin ningún tipo de restricción de cuántos entran y salen en el horario de la visita, donde para entrar sólo se pone una bata que pasa de unos a otros y donde en muchísimos casos las personas ni se molestan en esterilizar sus manos para pasar. ¿Algún enfermo grave puede sobrevivir a esto? ¿Sólo tienen derecho a una atención personalizada y aislada los adinerados que se pueden permitir sanidad privada? ¿Para qué pagamos impuestos? Que no nos roben y que cada uno decida qué sanidad quiere pagar.
Con esto en ningún momento pretendo culpar al personal sanitario, que bastante tiene con trabajar en las condiciones tercermundistas que se le proporcionan. Culpo a la institución sanitaria, que no sabe regular el dinero que le proporcionamos y para quienes sólo somos números y estadísticas y donde los derechos de los enfermos son pisoteados sin ningún miramiento.
Analicemos todos cómo estamos convirtiendo nuestra sociedad en deshumanizada y en manos de quién dejamos institucionalmente lo más importante que tenemos ¡la vida!
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