Parece evidente
Palabra de Ex presidente en LNE del 10.09.11: Parece evidente que tenemos que repensar el papel del Estado, no minorándolo o subordinándolo a los mercados sino definiendo mejorar su papel, de modo que permita conservar los logros colectivos y a la vez adaptarse a las nuevas demandas que surgen de un estado democrático ya maduro, que necesita reformular algunos planteamientos para afrontar este nuevo modelo de desarrollo que nos impone la actual globalización.
Parece evidente. ¿A ustedes no se lo parece? A mí tampoco. Pero será que no hemos leído con suficiente asiduidad al primer Heidegger ni al segundo Hegel; sobre todo los Escritos de Lógica, que solo presumía de haberlos entendido un joven profesor que conocí en Lovaina. Lo hicieron arzobispo de Malinas (cosas que pasan). Pero no hay por qué desanimarse; en arte y en democracia son más importantes las formas que los contenidos. Renunciemos, pues, a comprender lo que sobrepasa nuestro pobre caletre y entreguémonos al goce estético de las volutas y meandros de la prosa aretina expresidencial (a la que nos tenemos que ir acostumbrando), que sin llegar a una borrachera de anís sobre un lecho de rosas, ya produce un coloque de aupa.
Sin embargo no me rendí de buenas a primeras. Tal vez por una deformación de oficio, intenté hacer emerger la estructura profunda del párrafo de marras aplicando la gramática generativa de Chomsky y ni por esas. Quién me iba a decir que la clave me vendría por la narrativa rudimentaria y rectilínea de este es el ratón que roe la cuerda que amarra el tapón que tapa la bota que buen vino porta. En efecto, la sintaxis del Ex, bajo su aparente sofisticación, es de una parquedad de recursos digna de elogio en tiempos de crisis. Se construye a base de echar mano sin parar de la consabida conjunción que: Es evidente que, que, que, que, que, que. Seis ques en un solo periodo de cinco líneas; hasta que llegas a un muy merecido punto final (Si alguien duda, que los cuente). No me negarán que un texto con tantas vértebras es la cosa más parecida a un espaldar de Calatrava.
Solo recuerdo haber leído algo parecido bajo la firma de un tal Cofiño, consejero que fue de algo en el gobierno de no sé quién. Lo de Trevín es otra cosa; Trevín los imita pero el hombre se sale por la tangente en la primera curva de estas espirales deslumbrantes de caracola de nácar. Trevín es un manazas y además le pierde la confianza. Agarra sin mirar y confunde el alambique con los matraces. Así le salen esas prosas municipales y espesas, como cargadas de pólizas.
Lo que mejor se entiende del manifiesto expresidencial, en LNE, es el título, El fracaso del neoliberalismo. Ya está abierta la matrícula para el curso de verano que el Ex impartirá no en la Granda sino en la Politécnica de Villabona: Pasado y futuro de la Marroquinería, un modelo alternativo al envite de los mercados. La teoría viene avalada por una sólida experiencia al frente de consejeros, directores, asesores, liberados, prejubilados y, sobre todo, por una variopinta red de chiringuitos. A ver quién resistió mejor las embestidas de la crisis que esos bastiones del Estado de bienestar.
Sin presidencia, el expresidente se aburre y barrunto que nos va a dar la barrila. Tenemos que repensar, dice. Qué significa pensar es un título de Heidegger (Was heisst Denken). Tini lo tiene resuelto; pensar e incluso repensar consiste en enhebrar frases prescindiendo del punto y del punto y coma. Pues buen provecho.
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