Un reconocimiento más que merecido
Cumplir hoy la edad de 84 años no es en absoluto baladí. Pero si a este pequeño gran detalle le añades que esa persona aún continúa desempeñando una ardua labor de trabajo diario, sin descanso y casi sin vacaciones, tras más de 59 años en el desempeño de sus obligaciones y con un más que merecido y bien ganado respeto por parte de todos los que le conocen y un aún mayor cariño de toda su familia, debemos reconocer que su trayectoria vital es un claro ejemplo a seguir por todos/as los que hemos tenido la gran suerte de contarnos entre sus más allegados.
Hombre de bien, trabajador infatigable, desde sus inicios por tierras de Raos, en Noreña, o en Ciaño, en La Hueria de Carrocera o en Oviedo y ahora en Avilés, cuyos valores humanos le han sido reconocidos en múltiples ocasiones, pero que en el transcurso de las fiestas de la Virgen de los Remedios, celebradas hace días, en el pueblín que le vio nacer en el seno de una familia humilde de agricultores y ganaderos, pero que han sabido llevar adelante su propia revolución cultural a través de sus descendientes, recibió su más querida y sentida «puesta en valor» de sus muchos méritos personales: su nombramiento como «Paisanu del año» en Robléu-Anayo (Piloña).
Fiel protagonista de esta romería asturiana desde hace muchos, muchos años, y que por mor de su «vocación» siempre se ha visto alzado a un protagonismo no deseado, ha sabido trasladarnos su cariño y bonhomía a los presentes. Albañil, constructor, jardinero, restaurador, «manitas» para todo, en sus ratos libres, pero sobre todo y por encima de todo: cura.
Sí, estoy hablando del que fue delegado del obispo en la cuenca del Nalón, vicario del occidente de Asturias, rector del Seminario de Oviedo, arcipreste de Avilés, miembro del Colegio de Consultores del Arzobispado de Oviedo y de la Comisión del Sínodo... y en la actualidad párroco de Santo Tomás de Cantorbery, en Avilés. Pero, sobre todo ello, persona cercana, cariñosa, comprensiva, afable, sencilla y siempre dispuesta a ayudar a los demás. Sí, hablo y me refiero a don Ángel Fernández del Llano.
Muchos recuerdos se agolpan en mi memoria desde que en la emisora de Radio Noreña, allá por el final de la década de los cincuenta, recibí su encargo de leer unos villancicos por Navidad. O aquellas acampanadas de verano por las más bellas montañas asturianas junto a decenas de jóvenes de sus parroquias. ¡Y cuántas cosas he de agradecerle!
Por eso hoy quiero rendirle este pequeño homenaje a este cura de 84 años que ha sido reconocido como «profeta en su tierra» y que resultó tan emotivo para él, nada dado a publicidades ni a excelsas valoraciones.
¡Enhorabuena, un fuerte abrazo y que Dios y la Virgen de los Remedios te sigan acompañando siempre, tío Ángel!
Eloy A. Alonso
Oviedo
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo