Problema en urgencias
La tarde del pasado 23 de julio tuve la desgracia, como se verá por partida doble, de accidentarme como consecuencia de un resbalón y golpearme con el mango de la herramienta que estaba utilizando, por encima de la rodilla derecha.
Al momento, y como consecuencia del intenso dolor, me di cuenta del alcance de la lesión; al tiempo que aparecía una enorme hinchazón por encima de dicha rodilla.
Hacia las ocho de la tarde entro en urgencias de la Residencia (Oviedo); tras explicar dos veces lo sucedido me dejan a la espera de hacer unas radiografías.
Transcurrido un tiempo prudencial me hacen dos radiografías y de nuevo a la sala de espera. Posteriormente, me ponen un calmante.
Finalmente, me llama el médico, me muestra las radiografías y me confirma que no hay lesión ósea, solamente una distensión del cuadriceps derecho. Me venda la pierna, me indica que ponga hielo tres veces al día, antiinflamatorios y reposo relativo. Le pregunto si hay rotura de fibras, respuesta lacónica: «Seguro».
Cuando salgo de urgencias son las doce de la noche, ¡han pasado cuatro horas!
El martes 26 hago uso del seguro particular del que dispongo. En urgencias me hacen una ecografía, donde aprecian la rotura total del tendón de dicho cuadriceps y que posteriormente confirman con una resonancia. El día 27 me intervienen quirúrgicamente de dicha rotura.
A la vista de esto, quiero denunciar:
1. No había ningún traumatólogo de guardia en la Residencia el día 23, ¿o tan ocupado estaba que en cuatro horas no pudo echar un vistazo a mi lesión?
2. ¿Acaso el médico que me atendió, un residente en mi opinión, tenía orden de no molestar al traumatólogo de turno, o bien actuó mutuo proprio? ¡En cualquiera de los casos, en mi opinión, una grave irresponsabilidad!
¿Bajo qué premisas pueden los médicos residentes «molestar», si es que pueden, a los especialistas?
3. ¿Al no tener rotura ósea por qué no me hicieron, al menos, una ecografía viendo cómo tenía la pierna y sospechando que tenía una rotura de fibras?
¿Tan gravoso resulta una ecografía, en mi modesto entender más que justificada, para el erario público, o tan mal está el sistema que ya escatimamos hasta en lo más elemental?
4. De haber hecho un diagnóstico certero en el primer momento, quiero pensar que la intervención se podría haber hecho al menos dos días antes, con las ventajas que esto supone.
5. Por último, ¿qué hubiese pasado si no tengo un seguro privado? Tendría que haber vuelto al tercer o cuarto día a urgencias y, con un poco de suerte, me habrían operado casi una semana después, con los riesgos que conlleva dilatar las operaciones de tendones.
Cada uno cuenta, normalmente, la feria según le va; y ésta es mi desagradable experiencia en el servicio de urgencias de la sanidad pública en Oviedo.
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