Un buen embajador asturiano
Lo es en Cataluña el allerano Franco Rodríguez, natural de Boo, que en Barcelona es una personalidad en el gremio de la hostelería. Afable, sencillo y campechanote él, Franco es un gran tipo, la mar de interesante, cuyas inquietudes y andanzas van más allá de la hostelería, como lo es la Plataforma Allerana que, entre otras actividades, organiza la gala de entrega de premios «Dionisio de la Huerta Casagrán», barcelonés hijo de padre asturiano y madre catalana, que fue el que trajo el tenis a Asturias y se puede decir que es también el padre de la fiesta de las Piraguas, o Descenso Internacional del Sella. Y por si esto fuera poco aún, ahí tenemos a Franco Rodríguez metido de lleno también en la Fundación Padre Gaspar García Laviana, M. S. C., misionero asturiano que murió combatiendo con la guerrilla nicaragüense. En esta Fundación tiene también un destacado papel Andrés Vázquez, igualmente oriundo de Boo, misionero de la misma orden que Gaspar, con el que compartió allá apostolado y amistad.
Desde Barcelona, Franco Rodríguez mueve aquí todos los hilos de estas obras de tipo social y cultural, con verdadero acierto y profesionalidad. Recientemente, en La Felguera ha tenido lugar la gala de entrega de premios «Dionisio de la Huerta Casagrán», correspondientes a este año, cuyos premios se otorgan a la persona o entidad asturiana que haya destacado en el ámbito social, cultural o deportivo. El jurado, integrado por relevantes personalidades asturianas, lo preside hoy el ex rector de la Universidad de Oviedo, Teodoro López-Cuesta.
No cabe duda que Asturias tiene en este empresario allerano a su mejor embajador en Cataluña, desde cuya capital está haciendo él, aquí, una importante labor en el campo social y cultural, como someramente acabamos de ver. Uno no conoce personalmente a Franco Rodríguez, pero sabe de sus afanes y cometidos por un amigo común: el misionero Andrés Vázquez, paisano suyo y compañero en esas inquietudes reivindicativas, «in memóriam», de Gaspar García Laviana. Éste, ante tanta tiranía y opresión entonces, en Nicaragua, cambió el rosario por el fusil, decisión que aquí abajo nadie está capacitado para enjuiciar o condenar, por muy elevado que sea su rango social o religioso. Y esto, en esa Fundación del Padre Gaspar, lo tienen muy claro.
Aller tiene contraída una deuda con Franco Rodríguez, fundador de la importante plataforma que lleva su nombre. Y la forma de saldar esa deuda, a nuestro juicio, es hacerle hijo adoptivo o predilecto de su concejo, al que tanto prestigio está reportando.
Ricardo Luis Arias
Aller
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