En la presentación de un libro...
Deseo agradecer a «Lito», que cordialmente me ha invitado a la presentación de su magnífica obra histórica titulada «El enigma de Turón», de reciente publicación, cuyas 484 páginas, interesantes todas, así como las fotografías antiguas y actuales, mineros paisajes, vías estrechas de antiguas locomotoras llevadas por diestros maquinistas y fogoneros, gráficas en grupos, o a solas de amigos y familiares; chigres, bares, etcétera, que fuera todo ello en el pasado siglo del valle de Turón, vitalidad, riqueza, y hoy, con el nuevo siglo, un patrimonio arqueológico en todos los aspectos, y etnográficamente, construcciones de pasados tiempos, como así los hórreos y casas rurales que se remontan más allá del siglo XVI... Lo que he tenido el placer de releer y admirar, sugestivo y ejemplar, dedicado por su feliz autor a sus padres y esposa amada, y a la vez firmado: «Para Heradio, con sentimiento turonista. Lito. Valle de Turón, 15-VI-11». Del que se encargan de escudriñar, entre otros, dos excepcionales amigos dentro del ámbito periodístico, literario y cultural, como son Celso Peyroux, excepcional cronista oficial de Teverga, consagrado poeta y afamado escritor, quien no hace muchos días acaba de visitar la empobrecida Haití, junto con el reverendo padre Ángel, mierense universal, desgarrado el corazón, al ver tanta miseria, destrucción casi total, robos y dolor... Y el maestro de periodistas, Luis José de Ávila, siempre en la brecha informativa en los diarios, la radio, la televisión, y categórico presentador.
A través de mi errabunda existencia por los caminos de Europa y América, desde un ayer, muy joven, he aprendido a las buenas personas, modestamente, valorar, a quienes con hechos y no palabras, a sus pueblos de todo corazón se dan, sin reparar en condiciones políticas de cualquier ideología o sociorreligiosas, pues lo que importa nada más y nada menos es que sus actos, sus virtudes ciudadanas, dignas, por el bien no solo personal, sino de su comunidad, donde vive o lo viera nacer, se proyecten en busca de una económica y cultural felicidad, como abiertamente lo predica un ilustre hijo de Lugones, valga de ejemplo, justamente premiado con el «Urogallo de bronce» por el Centro Asturiano de Madrid, al ser un ciudadano preocupado por su pueblo y, por ende, un personaje muy popular, José Antonio Coppen, «Morocho», ejemplar, muy semejante al caso que hoy nos ocupa, al hacer compañía a Manuel Jesús López González, «Lito», turonense de pro, de la cuna de su naciencia positivo amador y defensor, tal sus cinco obras, que dan muestra de su amor por Turón; ya Amadeo Gancedo lo evoca al reconocer los méritos de tan singular como excepcional historiador... Cuyos pasos nos llevan a Nel Amaro recordar, su «profunda huella cultural», como escribe Ricardo Luis Arias, allerano escritor, de este «Pionero de la reivindicación del bable (a lo Ana Cano y demás)... ya es ausencia, pero no olvido...». Faltaría más. LNE, 17/04/2011.
Cómo pasan los años, cómo pasa la vida... Medio siglo hace (1961-2011) que visité pasajeramente el valle de Turón por primera vez, pudiendo constatar su riqueza cultural, poblado todo el valle de industriosa gente y viento a toda vela sus minas de carbón... Mas, por favor, un perdón por este alargado «pórtico de presentación», como diría una noche de farra entre contertulios bohemios, mi coterráneo Rubén en París, la Ciudad Luz... Pues lo único que me solicitó «Lito» es que leyera sus versos históricos (página 233)... «Porque las cosas son como son: / Turón fue mucho Turón», a lo que, con debidos respetos, añadimos: ¡Por eso lo llevamos en el corazón!
Heradio González Cano
Oviedo
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