los bancos centrales al rescate de Europa
Los bancos centrales de EE UU, Reino Unido, Japón y Suiza han acudido raudos a inyectar liquidez en el sistema financiero europeo ofreciendo dólares a los bancos para que estos no entren en colapso. Puede que sea una casualidad, pero esto ocurre 24 horas después de que algunos Gobiernos, desesperados ante la incapacidad de Banco Central Europeo de tapar todos los agujeros económicos de varios Estados de la UE, pidieran ayuda a China y Rusia y que el gigante asiático pidiera contrapartidas estratégicas. Ya no es solo la gente de a pié la que tiene miedo.
La situación de los bancos es desesperada porque en algunos países, ante la gravísima crisis económica y la brutal pérdida de poder adquisitivo de muchos ciudadanos, los impagados han crecido de forma alarmante y la actividad propia de las entidades financieras está bajo mínimos. El principal problema, en este momento, de los bancos es que no tienen dinero para poder prestar en cantidad suficiente para que el volumen de negocio equilibre sus balances. La falta de crédito también significa la puntilla para muchas empresas que no pueden financiarse y es la razón fundamental de que la inversión no pueda mantenerse.
Pero la tesitura está lejos de solucionarse porque el castillo de naipes financiero no descansaba solamente sobre la burbuja del ladrillo, sobre el escaso dinero real sigue flotando una gigantesca burbuja de dinero virtual, un dinero que no se llegará a ver nunca.
Para que la intervención de los bancos centrales pudiera ser efectiva tendría que prolongarse durante mucho tiempo, el necesario para solucionar el problema de la Deuda de algunos Estados y que la demanda repuntara dinamizando el mercado y creando puestos de trabajo, estamos hablando de años, incluso de decenios. A pesar de que, irresponsablemente, se ha puesto a funcionar a destajo la máquina de hacer billetes, sobre todo dólares, no hay fondos-valor suficientes en unas economías también endeudadas hasta las cejas que puedan salvar a la UE de la dinámica a la que dirigentes irresponsables y burócratas de estómago agradecido la han abocado.
Ante el anuncio de inyectar dólares a la banca, los mercados han levantado cabeza y los parquets, que habían caído en picado en los últimos tiempos, han repuntado. Es la típica mejoría del enfermo terminal antes del inevitable óbito.
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