Los sentimientos no están en crisis
«De bien nacidos es ser agradecidos». Éste es un dicho muy conocido, popular y muy verdadero, sobre todo cuando se trata de reconocer una ayuda recibida por un conjunto de personas ajenas a tu vida.
En estos días en que el mundo y la gente sólo se mueve por lo material, nos podemos dar cuenta de que todavía hay muchas personas que se mueven por sentimientos y que están dispuestas a ofrecer parte de su tiempo a ayudar a los demás, sin pedir nada a cambio. A continuación paso a relatar unos hechos que sucedieron hace poco tiempo.
El pasado día 29 de julio nuestra hija Paula sufrió un aparatoso accidente de tráfico en la provincia de Lugo. Una vez se le practicaron los primeros auxilios en el hospital de dicha ciudad, fue trasladada al Hospital Central de Asturias, ingresando por urgencias y siendo hospitalizada en la planta de cirugía plástica en la Residencia Sanitaria.
Como comprenderán, fueron unas horas para la familia y los amigos de esta chica, de tan sólo 22 años, bastante duras, ya que no sabíamos del alcance que podrían tener sus heridas. Para mí, su madre, fue horrible y más con el agravante de que me estaba recuperando de un problema de salud por el cual llevo un año de baja. Desde el primer día de hospitalización, el trato del personal de urgencias así como el de la planta de plástica fue extraordinario, tanto con mi hija como con nosotros, estando pendientes en todo momento de cualquier anomalía o problema que pudiera surgir en la recuperación.
Quiero agradecer de forma efusiva y cariñosa al equipo médico, supervisores, enfermeras (Elena, Vanesa, Sheila, etcétera...), auxiliares e incluso a las personas encargadas del aseo y limpieza de la habitación (como por ejemplo, Carmen...) su apoyo incondicional y palabras de ánimo hacia mi hija. Un equipo de personas que, aparte de ejercer su trabajo como profesionales, también pueden actuar como psicólogos y, a la vez, como amigos, pudiendo arrancamos en estos momentos tan difíciles incluso una sonrisa. Viví muy de cerca cómo puede funcionar la sanidad pública, y la calificación que se les puede otorgar a este conjunto de personas, por nuestra parte, no puede ser más que sobresaliente. Quiero, por lo tanto, expresar en voz muy alta y compartir con todos los lectores de este diario todo lo que pienso y cómo me siento gracias a la labor tan bien hecha de todos estos profesionales. Creo que no viviré los años suficientes para agradecerles la ayuda recibida, por lo tanto no me canso de volver a escribir: muchas gracias de todo corazón de Susana y Carlos, padres de Paula.
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