La Nueva España » Cartas de los lectores » Doctores, ¿destinarían a una hija o hermana suya a Cuidaos Paliativos?

Doctores, ¿destinarían a una hija o hermana suya a Cuidaos Paliativos?

18 de Septiembre del 2011 - José Viñas García (Oviedo)

En efecto, Sr. D. Antonio Menéndez Piñón, no es la primera vez que siento la inquietud de abordar este tema ininteligible y contradictorio, dice que lo hago despectivamente, quizás no he sabido explicarme, respeto muy mucho a los profesionales sanitarios, pero me temo que en este tema, tanto estos, como enfermos y familiares, necesitan algo más que un protocolo, para purificar y limpiar conciencias, por abandonar a un ser humano de todo cuidado curativo.

¿Tiene sentido los cuidados paliativos? ¡Sí! Cuando, el enfermo tenga problemas severos de pensar por sí mismo (alzhéimer, demencias seniles graves, etc.), añadiendo esa enfermedad terminal, que jamás comprenderé, como se pueden determinar, dar como punto final, claudicar ante lo que lleva intrínseco esa admirada profesión: luchar por la vida, el intentar curar, fuera de ahí es una monstruosidad humana.

En un anterior escrito, un doctor de Oncología del HUCA, tuvo la deferencia de llamarme dos veces a casa, estaba muy interesado en mi critica al respecto; incluso me sorprendió cuando me dijo que estaba en total sintonía conmigo, ya que él, es uno de los que tiene la autoridad y el poder de decisión (para no destinar a nadie a esa planta anacrónica, cruel donde las haya) sobre todo, cuando a quien sentencias como enfermedad terminal, es alguien en perfectas condiciones intelectuales, que sabe que ese destino, (donde cuidó a padres y visitó amigos) es un aislamiento y desamparo por parte de todos, y fundamentalmente: una abdicación profesional, de tratar de salvar su vida; o lo que es lo mismo encaminarle hacia una muerte segura; abandonando ciencia, saber y código deontológico medico, de todo cuidado curativo. Este Doctor, entre otras cosas asombrosas que me contó por teléfono, que una hermana de una enferma dada por terminal, le rogó que no la destinara a cuidados paliativos, que siguiera aplicándole los curativos, y sorprendido me decía que en esos momentos estaba mejorando ostensiblemente ¡ustedes mismos!

No quedó ahí la conversación, también me decía que por su creencia religiosa, tenia ciertas dudas sobre el tema. Debiera haberle contestado que un profesional médico, jamás puede entremezclar sus creencias religiosas, políticas, moralinas o conciencia cargada de prejuicios, con la practica científica a su alcance, nada tiene que ver lo divino y lo humano en esta parcela que se está jugando con vidas humanas, salvo en los articulados que les permite la Ley ser objetores de conciencia, pero como verán en este doctor no existía tal objeción, ya que era participe de todo.

En esta vida están las personas que pasan y las que se comprometen, el destino lo determinamos nosotros, Dios nos lo dejó todo escrito y claro, cuando como ejemplo dejó que su hijo, fuera parte de nosotros ejemplarizando y enseñándonos como en la Tierra los dioses son quienes hacen por los demás, los que son solidarios, los que salvan vidas, los que hacen feliz y los que aman a los demás como a ellos mismos. Los rezos y plagarías al viento, solo limpian conciencias sucias, Dios nos espera después de la muerte, pero antes, el único Dios está en nosotros mismos.

Hay artículos del código deontológico que ayudan a interpretar a ese Dios: El médico debe atender con la misma diligencia y solicitud a todos los pacientes, sin discriminación alguna ¡les suena esto!

Señores doctores, ¿desinarían a un hija o una hermana suya, a cuidados paliativos? O ¿intentarían por todos los medios a su alcance curarla? ¿Le dirían así de fácil, que tiene una enfermedad terminal? O por el contrario le darían esperanza y como mucho que su enfermedad es grave, pero con la ciencia y avances actuales, podrá salir de esta, sin dejarla postrada en una cama a base de HALOPERIDOL y MORFINA, donde si está en perfectas condiciones intelectuales, podemos quitarle todo el dolor físico del mundo, pero ¡Qué decir del dolor mental! ¿Quién es capaz de decir que no sufre un desgarrador pensamiento, sabiéndose abandonado por profesionales e incluso, seres queridos? Aunque estos últimos por experiencia poco pueden hacer, los profesionales deciden. Te queda el pataleo y la cara de ingenuidad, al intentar sin éxito que tú ser querido tenga tratamiento curativo, hasta el último instante.

Incluso otro artículo dice: Todos los pacientes tienen derecho a una atención médica de calidad humana y científica. El médico tiene la responsabilidad de prestarla, cualquiera que sea la modalidad de su práctica profesional y se compromete a emplear los recursos de la ciencia médica adecuada a su paciente, según el arte médica, los conocimientos científicos vigentes y las posibilidades a su alcance ¡Ustedes mismos!

Sr. Doc. ¿Los pacientes son todos iguales? ¿Tienen la misma capacidad física y mental para pelear por su vida? No pudiera que unos pocos de esos, que entregan a su suerte a cuidados paliativos si siguieran aplicándole la ciencia y el saber a su alcance, vivieran para contarlo.

Tengo un respeto profundo por la profesión médica, pero me temo que si el recurso cuando vienen graves, es encomendar al enfermo a Dios; cuando vienen leves, mejor encomendarnos a nosotros mismos.

Mi ánimo jamás es dañar a nadie, quien se sienta aludido y dañado, mejor reflexione si lo estamos haciendo todo bien, ¿no podemos evitar sufrimientos? ¿No podemos dar esperanza en vez de claudicar? La misma que usted doctor, daría a su hijo, si padeciera esa enfermedad, ¿no le diría algo así?: tienes una grave enfermedad, pero entre todos, lograremos remontar este tremendo obstáculo ¡pero no! Al resto, prefieren lavarse las manos, y encaminarle a esa planta donde, sabe, que le espera la más absoluta tenebrosidad. No importa que sea en esa planta, o en su domicilio, lo primordial es que el enfermo jamás llegue a presentir que no se intentará todo, para curarle.

Un profesional, lo es más y mejor, cuando en la mayor de las dificultades intenta lo que otros incompetentes, dejarían por imposible.

Cartas

Número de cartas: 46049

Número de cartas en Septiembre: 153

Tribunas

Número de tribunas: 2086

Número de tribunas en Septiembre: 8

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador